American Horror Story: Hotel - La Condesa Sangrienta y el Doctor Holmes


De la realidad a la ficción. Es una constante de American Horror Story. En Murder House vimos reflejada la historia de La Dalia Negra y en la segunda temporada, Asylum, conocimos la historia de Lizzie Borden. Ya en el tercer año, rodeados de brujas y vudú, tuvimos dos personajes reales para ambientar la historia: Madame LaLaurie y Marie Laveau. Aunque, quizás, la cuarta temporada, Freak Show fue la que más bebió de la realidad para construir sus tramas. Encontramos que los personajes de Evan Peters, Sarah Paulson, Ben Wolf y Naomi Grossman, entre otros estaban basados en las historias de Schlitzie, Grady Stiles Jr., Minnie Woolsey y las gemelas Hensel nos sobrecogieron el pasado año.

Y en el quinto año, la cosa no tenía por qué cambiar. Claro que tendremos la dosis de realidad en la nueva temporada. Aileen Wuornos estará presente en la temporada. Un jugoso papel que interpretará Lily Rabe. Una asesina en serie cuya historia ya contamos en este blog hace unas fechas y que podréis recordar pinchando aquí.

E indagando un poco en los entresijos de la serie y sus hipotéticos personajes, hay dos que nos llaman poderosamente la atención: Mr. March y la Condesa (papeles interpretados por Evan Peters y Lady Gaga). Personajes que tienen una clara conexión con la realidad ya que, conociendo la vida del Dr. Holmes y su Castillo de la Muerte y la sangrienta leyenda de Bathory.

Antes de conocer la historia de la mayor asesina de la historia, queremos compartir con vosotros dos imágenes y un texto. ¿Encontráis las similitudes?




Erzsébet Bathory ¿Asesina en serie o víctima de traición política?


Erzsébet Báthory, más conocida como "La condesa sangrienta o Elizabeth Bathory" fue una aristocrática mujer que, a día de hoy, ostenta el Record Guiness como la asesina en serie más sanguinaria de la historia al contar con 630 víctimas en su carrera como criminal.

Nacida en Hungría el 7 de agosto de 1560 en el seno de una de las familias más influyentes de la sociedad húngara de la época, fue fruto de la endogamia, una práctica habitual en aquel tiempo y que, entre otros fines, perseguía el mantenimiento del linaje de sangre. Por ello era habitual que miembros de una misma familia pasasen por el altar.

Prueba de ello es el apellido familiar: Erdély. Ana y Jorge Báthory eran primos y padres de la condesa. Su tío materno fue el rey polaco y Príncipe de Transilvania, Esteban I Báthory.

Esta endogamia se cree fue la culpable de los ataques epilépticos que Bathory comenzó a sufrir a los siete años. 

Con once años fue comprometida con su primo Ferenc Nádasdy y paso a vivir en el castillo de su futuro esposo aunque nunca mantuvo relación alguna con su suegra Ursula. Centrada en su formación, Elizabeth destacó por hablar con fluidez húngaro, latín y alemán cuando, normalmente, la nobleza húngara no sabía leer ni escribir y era prácticamente analfabeta.


Cinco años después se casaron y pasaron a vivir en el Castillo de Cachtice. La joven condesa siempre estaba sola y que su marido estaba inmerso en todas las guerras de la zona, principalmente empalando gente. De este modo se ganó el apodo de El Caballero Negro de Hungría.

 Es cuando ella comenzó a querer maltratar a sus empleados. Gracias a unos documentos encontrados, Elisabeth pudo tener la ayuda de su esposo para saber como castigar a los criados.

Pasaron diez años hasta que tuvieron descendencia: Ana fue la primera hija del matrimonio. Posteriormente nacieron Úrsula y Catalina. El único varón, Pablo, nacería en 1598. Pero esta felicidad fue poco duradera ya que Ferenc murió a causa de una súbita enfermedad que dejó viuda a Báthory en 1604. Circunstancia que aprovechó para echar a su familia política del castillo.


El inicio del terror

Existe una idea muy extendida que asegura que Bathory solía bañarse en la sangre de sus víctimas pero, al parecer, estas prácticas fueron añadidas posteriormente y no se sabe a ciencia cierta si era real o no aunque, a día de hoy, se cree que son puras exageraciones para enaltecer y dotar de mayor crueldad la leyenda de la Condesa. Aunque hay una parte real: durante un paseo, se mofó de las arrugas de una mujer y la gitana la maldijo asegurando que su decrepitud llegaría pronto.

Al igual que Madame LaLaurie, Báthory creía que la sangre humana era su antídoto contra el envejecimiento.

Vista áerea del Castillo de Cachtice
Con la muerte de su esposo, comenzaron los problemas para la Condesa. Rumores crecientes que hablaban de las atrocidades que se cometían en el Castillo de Cachtice. Unas prácticas ya iniciadas en vida de su esposo. El Caballero Negro de Hungría disfrutaba torturando a presos turcos durante sus "vacaciones en casa". Llegó a enseñar a su mujer como infligir el mayor daño posible. Ambos solían colocar papeles ardiendo entre los dedos de los pies de los presos para que tuviesen un dolor extremo. O, incluso, Elisabeth llegó a meter agujas entre las uñas de las jóvenes sirvientas, quemaba con monedas al rojo vivo en el cuerpo de las víctimas, tiraba en la nieve a las niñas y las hacía morir por congelación al bañarlas con agua helada o escaldaba los rostros de sus sirvientes con planchas ardiendo.

Aunque quizás la práctica de mayor crueldad y que Ferenc le enseño fue el desnudar a una joven, untarla en miel y dejarla durante horas en el exterior para que muriese víctima de las picaduras de abejas, hormigas y fuese comida por las moscas.

Testimonios posteriores que contaron la realidad en el juicio, aseguraron que las prácticas morbosas con claro tinte lésbico eran otra de las distracciones de la Condesa. Prendía fuego en el pelo púbico de sus criadas o arrancó la mandíbula de una joven por mero aburrimiento. 

Cuando terminó cansada de matar a sus cercanos, quiso dar un paso más en su carrera. Por ello, y con la ayuda de secuaces, comenzó a secuestrar a gente en las zonas próximas, contratar a jóvenes doncellas para matarlas o, aprovechando su posición social, traer a jovenes nobles para sastisfacer su sed de sangre. Todo ello escondido bajo la mentira de enseñar modales a las chicas.

La idea de que era lesbiana tomó fuerza cuando una misteriosa mujer vestida de hombre comenzó a ser parte de la ayuda de la Condesa en sus crímenes.


Durante una enfermedad, Báthory mandó llamar a una joven a sus aposentos. En el momento que entró. la Condesa se abalanzó sobre ella mordiendo su cara. Posteriormente le arrancó un trozo de hombro de un mordisco y dentelló sus senos para obtener su sangre y beberla.

El problema de los cadáveres se hizo patente cuando ya no quedaban sitios en los que enterran a los muertos y comenzaron a esconderlos bajo las camas del castillo. La aparición de cuerpos en la aldea hizo creer a los lugareños la existencia de vampiros ya que los cuerpos estaban sin una sola gota de sangre.

Hacia el final de la locura, una víctima logro escapar antes de que le diesen muerte y denunció a la autoridad religiosa a la Condesa.

"Se llamaba Pola. Logró escapar y buscó ayuda en una villa cercana. Pero los secuaces de la Condesa dieron con ella y fue llevada nuevamente al castillo escondida en un remolque de harina y vestida solo con una túnica. Al llegar fue recibida con amabilidad pero los ojos de la Condesa brillaban de ira. Fue metida en una especie de jaula esférica que le impedía sentarse o estar de pie. Dentro había cuchillas del tamaño de un pulgar. Aunque intentó no cortarse con ellas, Ficzko balanceó la jaula para que se cortase mientras que Piroska usaba un pincho largo para pinzar su cuerpo y que se retorciese de dolor. Además, según contaron, Piroska y Ficzko se entregaron al placer del sexo para obtener un malsano placer que era acrecentado con los gritos de dolor de Pola".

Cuando fue juzgada tras ser investigada por el Conde Thurzó comenzó su decadencia. Todos sus secuaces fueron decapitados mientras que ella fue condenada a ser emparedada viva con la única salida al exterior de una minúscula ventana que servía para darle de comer. Años después su cabeza fue pedida en respuesta a las niñas asesinadas pero. únicamente, se cambió la condena y terminó muriendo a los 54 años, tras dejar toda su herencia a dos sacerdotes y, lo restante, a sus hijos que, años después, sufrieron las consecuencias de la mala vida de "la Señora Infame".

Existen numerosos libros que cuentan la historia de la Condesa Sangrienta. Pinchando aquí encontraréis una lista de libros editados con su leyenda.



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