Sons Of Anarchy 7x13 –“Papa’s Goods”: Review [SERIES FINALE]
Por Alex Crespo.
Se acabó. Hasta
aquí ha llegado el recorrido de los moteros de SAMCRO. Sons Of Anarchy se
despide tras siete temporadas en las que Kurt Sutter nos ha introducido en un
mundo de motos, bandas, violencia y venganza. Por última vez, arrancamos
motores.
Voy a ir directo al
grano: Sons of Anarchy no ha tenido el final que merecía una serie como esta,
que sin ser la panacea, nos ha dado grandes temporadas. He querido dejar pasar
los días para reposar mis impresiones antes de plasmarlas en la pantalla, pero
me temo que mis sensaciones no han variado mucho: el final de Sons Of Anarchy
me ha dejado frio. Ni cabreado como me dejó Dexter, ni entusiasmado como me
pudo dejar The Wire o Breaking Bad. Y desde luego, a años luz del glorioso
final de The Shield, del cual Kurt Sutter podría haber aprendido algo. No, lo
siento, no puedo estar satisfecho con cómo se han desarrollado los
acontecimientos en este capítulo final, pero lo malo es que no me debería
pillar de nuevas, ya que ha sido la tónica general de la temporada: errática,
carente de tensión y ritmo, con rellenos innecesarios y alargada en exceso.
A la hora de hacer
estas reviews a lo largo de estos dos últimos años, una de las cosas que hacía
era ir anotando en una libreta las cosas más relevantes de cada capítulo para
plasmarlas después en la review. Según el capítulo, podía llenar más o menos la
página de anotaciones. Bien, para que os hagáis una idea, mis anotaciones para
esta series finale se han reducido a
dos frases: “Adam Raised a Cain!! Joder qué inicio” y “Última cabalgada hacia
la muerte”. Ya está. Nada más me ha llamado la atención del capítulo, y eso en
un final de serie no dice mucho a su favor, la verdad. El arranque del capítulo
con el acojonante tema de Bruce Springsteen de su disco Darkness On The Edge Of Town, con las obvias referencias que
implica su título, es de lo mejor del capítulo. A partir de ahí, poquito más
puedo destacar. Porque lo demás, salvo algún que otro detalle, ha sido
demasiado previsible. Y lo que es peor, no ha conseguido emocionarme en ningún
momento. El capítulo se ha basado en la preparación por parte de Jax de su
suicidio ritual, tratando de cerrar en un día todos los asuntos que tenía
pendientes. Y lo increíble no solo es que lo logra, es que lo hace casi sin
despeinarse, después de haberlas liado pardas durante sus tres temporadas de
presidencia. Bueno, como hemos dicho varias veces, el factor de credibilidad de
esta serie hay que tenerlo muy en suspenso cuando la vemos, y eso ha sido
siempre parte de su encanto. Pero la forma tan sencilla en la que se resuelven
todos los problemas en esta hora y pico ya se me hace excesiva. Y sobre todo
provoca que no esté en tensión en casi ningún momento. Todos sabíamos ya desde
el capítulo anterior que Jax iba a morir, fuera de la forma que fuera, así que
esa intriga estaba resuelta. Quedaba saber cuál iba a ser el destino del resto
de miembros de SAMCRO, con la amenaza del regreso de August Marks y de los
irlandeses. Y al final, no ha pasado prácticamente nada.
Durante las temporadas, el desarrollo de la serie hacía presagiar un final apocalíptico para SAMCRO. Y no lo hemos tenido, lo cual me resulta decepcionante. Sutter nos había prometido que “no habría final feliz”. Bueno, pues en realidad se ha acercado mucho al happy end. El Club libre de cualquier problema. Wendy se queda con los niños. Nero no solo sobrevive sino que se gana un retiro dorado. En SAMCRO la única baja impactante ha sido la de Bobby. Todas las amenazas que se cernían sobre SAMCRO han sido despachadas por Jax con cuatro tiros. Todos felices y contentos, incluidos los Niners, los Mayans incluso Connor, este último un tanto obligado. Insisto, si la trayectoria de la serie se ha caracterizado por cierto punto “blockbuster”, lo mejor hubiera sido un final en el que no que no quedara vivo ni el apuntador y con SAMCRO destrozado hasta los cimientos. Quizás con Rat y Brooke como supervivientes y semilla de un nuevo Club. Esa al menos hubiera sido mi opción, y seguro que habría sido más divertida que lo que hemos visto aquí. Al final, el gran clímax ha sido esa última cabalgada gloriosa de Jax a lomos de la moto de J.T., y tampoco es que haya sido un prodigio de escena. Alargada excesivamente, para meter entera la canción de White Buffalo, con los “sutiles” planos de los cuervos (en serio, Sutter, eres demasiado obvio), y con el único aliciente de ese guiño a los seguidores de The Shield, por el que al final, sea Michael Chicklis quien “mate” a Jax. Lo que debería haber sido el momento más emotivo y memorable de la serie queda bastante forzado, y ese croma cutre del final tampoco ayuda mucho.
Así que no, lo siento, no puedo estar satisfecho con cómo ha manejado Kurt Sutter el final de su serie. Quede claro que esto no anula todo lo que he disfrutado de ella, pero es cierto que se ha perdido la oportunidad de ponerle un broche de oro que la hubiera posicionado en un muy buen escalafón en el Olimpo de las series. Oportunidad perdida durante los trece capítulos de la temporada, que salvo momentos puntuales ha sido ciertamente floja y sobre todo con demasiada sensación de estar mareando la perdiz con temas innecesarios en vez de ir al trapo directo y sin concesiones, y encima dejando demasiados cabos sueltos que no ha sabido/querido resolver. Lo de Charming Heights que tanta relevancia tuvo en las primeras temporadas, todas las implicaciones de la muerte de J.T., quién mató a los cuervos de Gemma esta misma temporada… incluso la tan comentada vagabunda ha quedado en el aire, sugiriendo que se trata de una figura simbólica de la parca símbolo de SAMCRO. Tengo la impresión de que si la hubieran limitado a 8-10 capítulos de una duración estándar, hubiera resultado mejor al tener que ir al grano obligatoriamente.
Sea como sea, el drama shakesperiano sobre ruedas nos dice adiós. Nos despedimos de los personajes que nos han acompañado estas siete temporadas, decimos adiós al pueblo de Charming, dejamos atrás los restos del taller Teller-Morrow, y marchamos en nuestra moto carretera adelante en busca de nuevas aventuras, mientras entonamos quizá por última vez “riding through this world, all alone…” Feliz viaje, Sons Of Anarchy Motorcycle Club Redwood Original.
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