EL PROBLEMA DEL VIAJE EN EL TIEMPO... Y CÓMO "LOST" PUEDE ARREGLARLO
La última temporada de "Lost" tiene mucho que explicar. ¿Qué es exactamente el monstruo de humo negro? ¿Por qué Richard nunca envejece? ¿Quién es ese escurridizo tío que finge ser John Locke? ¿Y por qué la numerología es tan central para la trama?
Pero la mayor pregunta de todas podría ser la más difícil de responder: ¿Qué explicación sobre los viajes en el tiempo de la serie es la verdadera, la de Jack Shepard o la de John Locke? En un lado de este conflicto está Jack, el reluciente héroe de "Lost", un cirujano que fue forzado a aceptar las propiedades bizarras de la isla, pero sólo como expansión de principios científicos centrales. En la otra esquina está John Locke, el triste papapléjico convertido en guerrero de la selva, que cree que todo lo que ocurre en la isla es por una razón mayor, no sujeto a las leyes del hombre.
El artículo continúa tras el salto. Tened cuidado, porque en sus ejemplificaciones destripa los finales de series como "Quantum Leap", "Star Trek" o "Terminator: The Sarah Connor Chronicles", así que si no queréis conocerlos, evitad esta entrada
Pero la mayor pregunta de todas podría ser la más difícil de responder: ¿Qué explicación sobre los viajes en el tiempo de la serie es la verdadera, la de Jack Shepard o la de John Locke? En un lado de este conflicto está Jack, el reluciente héroe de "Lost", un cirujano que fue forzado a aceptar las propiedades bizarras de la isla, pero sólo como expansión de principios científicos centrales. En la otra esquina está John Locke, el triste papapléjico convertido en guerrero de la selva, que cree que todo lo que ocurre en la isla es por una razón mayor, no sujeto a las leyes del hombre.
El artículo continúa tras el salto. Tened cuidado, porque en sus ejemplificaciones destripa los finales de series como "Quantum Leap", "Star Trek" o "Terminator: The Sarah Connor Chronicles", así que si no queréis conocerlos, evitad esta entrada
Hasta ahora, la serie ha mantenido un delicado balance en el debate metafísico entre Jack y Locke con una sorprendentemente consistente y teoricamente plausible aproximación a los viajes en el tiempo. Los viajes en el tiempo en "Lost" no son necesariamente buena ciencia, pero básicamente se adhieren a la física teóricas: todos los agujeros de gusano y el caos temporal pueden rastrearse hasta su origen en las "partículas exóticas" que están enterrada bajo la isla. Los pulsos electromagnéticos pueden usarse para detectar y acceder a la isla. E incluso la exposición casual a las partículas exóticas puede ser tan seria como otros daños por radiación, provocando que los fetos mueran. Podría ser pseudociencia, pero el viaje en el tiempo en "Lost" parece el producto de fenómenos naturales cuantificables y observables.
Esta adherencia a la ciencia, o incluso su consistente lógica interna, son un pequeño milagro. La televisión tiene una tradición consistente en convertir los viajes en el tiempo en la pesadilla de un guionista, llenos de errores vagos, flagrantes contradicciones, o, quizá lo peor de todo, pura magia. Durante años, "Quantum Leap" sentó las bases de la ciencia ficción, con charla de hologramas, mecánica cuántica, y complejas explicaciones de por qué Sam tenía la fuerza y el dominio de las artes marciales de un físico entrenado, incluso cuando estaba metido en el cuerpo de un niño o de un mono. Y, de modo parecido a "Lost", la serie tenía un debate en marcha entre la ciencia y la fe. Sam sospechaba que estaba saltando a través del tiempo "por una razón", e incluso encontró una entidad la cual en cierto momento creyó que era el demonio. Pero estaba su colega holográfico, el intrépido y ateo Al, con su ordenador que analizaba el tiempo. Ziggy, discutiendo que todo eso era un gran accidente en el lugar de trabajo, y que Sam volvería a su cuerpo a su debido tiempo. Entonces llegó el final de la serie, con un misterioso episodio que revelaba que Sam estaba controlando sus saltos temporales todo el tiempo. Y, en la última escena de la serie, Sam rompe todas las reglas, volviendo a un salto previo sin receptor, sin Al o Ziggy, para advertir a la esposa de Al que no volviese a casarse (Al era un prisionero de guerra en ese punto de la historia). Sam retroactivamente arregla el futuro de Al, transformándole instantáneamente desde un mujeriego desastroso a un hombre felizmente casado. Finalmente, un texto nos revela que Sam nunca volvió a su cuerpo.
Para los fans de la ciencia ficción, fue una mierda. En un sólo episodio, "Quantum Leap" se convirtió en pura fantasía, posiblemente incluso en una fábula religiosa sobre un hombre que se converite en un ángel omnipotente. Pero no todas las traiciones son tan flagrantes. "Star Trek" estaba constantemente dando vueltas con los viajes en el tiempo, a menudo gracias a un omnipotente ser llamado Q que aparecía regularmente en la Enterprise como un vecino particularmente molesto. Como decían los fans, "Star Trek" regularmente tenía un pastel, se lo comía, y viajaba atrás en el tiempo para volver a tenerlo y comerlo. A veces viajar atrás en el tiempo puede cambiar la historia, a veces la historia se autorreparará agresivamente, y a veces golpear un dispositivo de viaje temporal puede deshacer milagrosamente aquella línea temporal que haya creado. Y en la famosamente ridícula finale de "Star Trek: The Next Generation", la consciencia del Captain Picard parece dividirse entre tres puntos de su propia vida, un fenómeno que amenaza con destruir un pedazo del universo, por razones que no tienen sentido en ninguna línea temporal.
También hay incontables series de TV que nos presentan el viaje en el tiempo como magia sin adulterar, sin disculpa, con seres cósmicos que dan a los humanos el poder de evitar tragedias o arreglar errores pasados. Esas series no se molestan en hablar de taquiones, neutrinos o paradojas, simplemente alguien guiña el ojo, mueve la nariz o recita chorradas, y súbitamente la realidad se dobla a su antojo. Esas series no necesitan ser consistentes internamente. Son universos basados en la fe, donde seres omnipotentes envían a los humanos a hacer su trabajo sucio, y donde al final todo puede pasar.
Una de las pocas series que se mantuvo en sus trece mientras también exploraba las ramificaciones de intentar cambiar tu propia línea temporal, fue la breve "Terminator: The Sarah Connor Chronicles" (TSCC). Mientras que la trilogía "Terminator" (no contamos la cuarta) nos presentaba el tiempo como un bucle cerrado, donde viajar atrás en el tiempo para editar el futuro simplemente establecía los eventos que estaban por venir, la serie de TV era menos esperanzadora. Una vez que se estableció el viaje en el tiempo durante la guerra futura contra las máquinas, Skynet y la resistencia comenzaron a enviar tropas a través de la historia. El resultado fue una guerra a través del tiempo que dejó en vergüenza todo lo que podemos ver en "Doctor Who", con operativos desenterrando armas y robots de edificios décadas antes de que fuesen contruidos, y con la revelación posterior de que todo ese desastre había creado múltiples versiones del futuro. En el último episodio de la serie, la mitología de toda la franquicia se tambaleó, cuando el supuesto mesías John Connor, como adolescente, viaja del presente al futuro. Súbitamente, nadie de la resistencia le reconoce. El sentido del destino - el hecho de que mandar robots atrás en el tiempo no hizo sino crear el líder de la resistencia en el que Connor se convertiría - que se estableció en las películas, desapareció. El viaje en el tiempo era una dura realidad, y no había ningún orden cósmico que enlazase el pasado, el presente y el futuro juntos.
Ese es el problema con la discusión de Locke, y es por lo que la última temporada de "Lost" es un desafío. Si el viaje en el tiempo es una especie de recurso natural, cuyos efectos y explotación potencial es la fuente de los épicos personajes y arrolladoras tramas de la serie, eso es material de clásico de ciencia ficción. Personajes como Jacob o el Hombre de Negro parecen sobrenaturales para la persona media, pero sus habilidades podrían provenir todas de su exposición a y conocimiento sobre las partículas exóticas de la isla. En esa versión de la mitología "Lost", lo que ha pasado con la isla es raro, pero aún así es ciencia. Y sí, hay una diferencia entre ciencia rara y magia; los principios que rigen la demente mecánica de un agujero negro podrían desafiar a la física clásica, pero aún así, son gobernados por la física cuántica.
Si, sin embargo, lo que controla el viaje en el tiempo y todo lo demás en "Lost" son montones de fuerzas cósmicas con letras mayúsculas - Destino, Bien, Mal - entonces han jugado con nosotros. Cada decisión de un personaje, y cada disrupción en el espacio-tiempo podría convertirse sólo en las desconocida maniobra de un enorme y sobrenatural juego de ajedrez. Esa es la gran tentación con el viaje en el tiempo, el tratarlo como un producto teórico de las propiedades naturales de unas extrañísimas e impredecibles partículas, en vez de como un milagro. O, para ser más precisos, como un recurso narrativo. "Lost" tiene una extraña oportunidad de hacer que el viaje en el tiempo esté "bien" en el sentido de la ciencia ficción. Incluso "Doctor Who" regularmente prescinde de cualquier ciencia o pseudociencia, y confía en seres omnipotentes y una sensación de serendipia (el doctor nunca aparece en la línea temporal terrestre cuando el destino de la tierra no está al borde de la destrucción) que es sinónimo de destino. "Lost" no tiene que responder cada pregunta con complicada física cuántica. No tiene por qué determinar si Jack o Locke se equivocan... ambos pueden tener razón. El viaje en el tiempo puede seguir una serie de principios consistentes y físicamente aprobados, mientras que también genera drama y unos personajes monstruosamente poderosos. Si la elaborada mitología de "Lost" puede sobrevivir intacta, y resiste la tentación de fumadas mágicas, sentará unas nuevas bases para los viajes en el tiempo en televisión.
Esta adherencia a la ciencia, o incluso su consistente lógica interna, son un pequeño milagro. La televisión tiene una tradición consistente en convertir los viajes en el tiempo en la pesadilla de un guionista, llenos de errores vagos, flagrantes contradicciones, o, quizá lo peor de todo, pura magia. Durante años, "Quantum Leap" sentó las bases de la ciencia ficción, con charla de hologramas, mecánica cuántica, y complejas explicaciones de por qué Sam tenía la fuerza y el dominio de las artes marciales de un físico entrenado, incluso cuando estaba metido en el cuerpo de un niño o de un mono. Y, de modo parecido a "Lost", la serie tenía un debate en marcha entre la ciencia y la fe. Sam sospechaba que estaba saltando a través del tiempo "por una razón", e incluso encontró una entidad la cual en cierto momento creyó que era el demonio. Pero estaba su colega holográfico, el intrépido y ateo Al, con su ordenador que analizaba el tiempo. Ziggy, discutiendo que todo eso era un gran accidente en el lugar de trabajo, y que Sam volvería a su cuerpo a su debido tiempo. Entonces llegó el final de la serie, con un misterioso episodio que revelaba que Sam estaba controlando sus saltos temporales todo el tiempo. Y, en la última escena de la serie, Sam rompe todas las reglas, volviendo a un salto previo sin receptor, sin Al o Ziggy, para advertir a la esposa de Al que no volviese a casarse (Al era un prisionero de guerra en ese punto de la historia). Sam retroactivamente arregla el futuro de Al, transformándole instantáneamente desde un mujeriego desastroso a un hombre felizmente casado. Finalmente, un texto nos revela que Sam nunca volvió a su cuerpo.
Para los fans de la ciencia ficción, fue una mierda. En un sólo episodio, "Quantum Leap" se convirtió en pura fantasía, posiblemente incluso en una fábula religiosa sobre un hombre que se converite en un ángel omnipotente. Pero no todas las traiciones son tan flagrantes. "Star Trek" estaba constantemente dando vueltas con los viajes en el tiempo, a menudo gracias a un omnipotente ser llamado Q que aparecía regularmente en la Enterprise como un vecino particularmente molesto. Como decían los fans, "Star Trek" regularmente tenía un pastel, se lo comía, y viajaba atrás en el tiempo para volver a tenerlo y comerlo. A veces viajar atrás en el tiempo puede cambiar la historia, a veces la historia se autorreparará agresivamente, y a veces golpear un dispositivo de viaje temporal puede deshacer milagrosamente aquella línea temporal que haya creado. Y en la famosamente ridícula finale de "Star Trek: The Next Generation", la consciencia del Captain Picard parece dividirse entre tres puntos de su propia vida, un fenómeno que amenaza con destruir un pedazo del universo, por razones que no tienen sentido en ninguna línea temporal.
También hay incontables series de TV que nos presentan el viaje en el tiempo como magia sin adulterar, sin disculpa, con seres cósmicos que dan a los humanos el poder de evitar tragedias o arreglar errores pasados. Esas series no se molestan en hablar de taquiones, neutrinos o paradojas, simplemente alguien guiña el ojo, mueve la nariz o recita chorradas, y súbitamente la realidad se dobla a su antojo. Esas series no necesitan ser consistentes internamente. Son universos basados en la fe, donde seres omnipotentes envían a los humanos a hacer su trabajo sucio, y donde al final todo puede pasar.
Una de las pocas series que se mantuvo en sus trece mientras también exploraba las ramificaciones de intentar cambiar tu propia línea temporal, fue la breve "Terminator: The Sarah Connor Chronicles" (TSCC). Mientras que la trilogía "Terminator" (no contamos la cuarta) nos presentaba el tiempo como un bucle cerrado, donde viajar atrás en el tiempo para editar el futuro simplemente establecía los eventos que estaban por venir, la serie de TV era menos esperanzadora. Una vez que se estableció el viaje en el tiempo durante la guerra futura contra las máquinas, Skynet y la resistencia comenzaron a enviar tropas a través de la historia. El resultado fue una guerra a través del tiempo que dejó en vergüenza todo lo que podemos ver en "Doctor Who", con operativos desenterrando armas y robots de edificios décadas antes de que fuesen contruidos, y con la revelación posterior de que todo ese desastre había creado múltiples versiones del futuro. En el último episodio de la serie, la mitología de toda la franquicia se tambaleó, cuando el supuesto mesías John Connor, como adolescente, viaja del presente al futuro. Súbitamente, nadie de la resistencia le reconoce. El sentido del destino - el hecho de que mandar robots atrás en el tiempo no hizo sino crear el líder de la resistencia en el que Connor se convertiría - que se estableció en las películas, desapareció. El viaje en el tiempo era una dura realidad, y no había ningún orden cósmico que enlazase el pasado, el presente y el futuro juntos.
Ese es el problema con la discusión de Locke, y es por lo que la última temporada de "Lost" es un desafío. Si el viaje en el tiempo es una especie de recurso natural, cuyos efectos y explotación potencial es la fuente de los épicos personajes y arrolladoras tramas de la serie, eso es material de clásico de ciencia ficción. Personajes como Jacob o el Hombre de Negro parecen sobrenaturales para la persona media, pero sus habilidades podrían provenir todas de su exposición a y conocimiento sobre las partículas exóticas de la isla. En esa versión de la mitología "Lost", lo que ha pasado con la isla es raro, pero aún así es ciencia. Y sí, hay una diferencia entre ciencia rara y magia; los principios que rigen la demente mecánica de un agujero negro podrían desafiar a la física clásica, pero aún así, son gobernados por la física cuántica.
Si, sin embargo, lo que controla el viaje en el tiempo y todo lo demás en "Lost" son montones de fuerzas cósmicas con letras mayúsculas - Destino, Bien, Mal - entonces han jugado con nosotros. Cada decisión de un personaje, y cada disrupción en el espacio-tiempo podría convertirse sólo en las desconocida maniobra de un enorme y sobrenatural juego de ajedrez. Esa es la gran tentación con el viaje en el tiempo, el tratarlo como un producto teórico de las propiedades naturales de unas extrañísimas e impredecibles partículas, en vez de como un milagro. O, para ser más precisos, como un recurso narrativo. "Lost" tiene una extraña oportunidad de hacer que el viaje en el tiempo esté "bien" en el sentido de la ciencia ficción. Incluso "Doctor Who" regularmente prescinde de cualquier ciencia o pseudociencia, y confía en seres omnipotentes y una sensación de serendipia (el doctor nunca aparece en la línea temporal terrestre cuando el destino de la tierra no está al borde de la destrucción) que es sinónimo de destino. "Lost" no tiene que responder cada pregunta con complicada física cuántica. No tiene por qué determinar si Jack o Locke se equivocan... ambos pueden tener razón. El viaje en el tiempo puede seguir una serie de principios consistentes y físicamente aprobados, mientras que también genera drama y unos personajes monstruosamente poderosos. Si la elaborada mitología de "Lost" puede sobrevivir intacta, y resiste la tentación de fumadas mágicas, sentará unas nuevas bases para los viajes en el tiempo en televisión.
Fuente: Popular Mechanics
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Muy bueno
ResponderEliminarBuenísimo el análisis del viaje en el tiempo en LOST. Precisamente éste es el tema para mí más importante a estas alturas de la serie, soy un amante de la ciencia ficción "hard" y me encantaría que LOST sea consistente con la ciencia que podría explicar o al menos darle cierto fundamento a todos los eventos extraños... Pero creo que es demasiado pedir, han llenado la serie de tanta fuerza sobrenatural del tipo cósmico-destino que dudo mucho que al final no seamos timados, ojalá me equivoque.
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