¿CONDIMENTOS POLÍTICOS EN LA NUEVA VERSIÓN DE "V"?
Aquí os dejamos un artículo del diario argentino La Nación que habla sobre "V" y sobre la polémica sobre si la serie es una crítica a Obama.
LOS ANGELES.- La nostalgia se mezcla con el presente. Y el recuerdo de antiguas batallas, con las conjeturas sobre especulaciones políticas que cobran enorme vigencia en la actualidad. En la nueva versión de V, Invasión extraterrestre, aquella popularísima serie de los años 80 que agitaba buena parte de nuestros miedos y reacciones ante lo desconocido, se agitan paranoias colectivas, amenazas y preguntas sobre el mundo que nos toca habitar.
Titulada simplemente V y estrenada por la cadena ABC con un rating superlativo (14 millones de espectadores, un estreno sólo superado en rating durante la actual temporada por NCIS: Los Angeles ), esta remake se pone en marcha con dos preguntas inquietantes para cualquier persona que resida en Estados Unidos: "¿Qué hacías la mañana en que mataron a Kennedy?". "¿Qué hacías la mañana del 11 de septiembre de 2001?". [Continúa tras el salto].
LOS ANGELES.- La nostalgia se mezcla con el presente. Y el recuerdo de antiguas batallas, con las conjeturas sobre especulaciones políticas que cobran enorme vigencia en la actualidad. En la nueva versión de V, Invasión extraterrestre, aquella popularísima serie de los años 80 que agitaba buena parte de nuestros miedos y reacciones ante lo desconocido, se agitan paranoias colectivas, amenazas y preguntas sobre el mundo que nos toca habitar.
Titulada simplemente V y estrenada por la cadena ABC con un rating superlativo (14 millones de espectadores, un estreno sólo superado en rating durante la actual temporada por NCIS: Los Angeles ), esta remake se pone en marcha con dos preguntas inquietantes para cualquier persona que resida en Estados Unidos: "¿Qué hacías la mañana en que mataron a Kennedy?". "¿Qué hacías la mañana del 11 de septiembre de 2001?". [Continúa tras el salto].
De inmediato, lo que se pone en movimiento es una multitud de objetos situados en toda clase de escenarios, como si asistiéramos a la antesala de un temblor devastador. La agitación crece y sólo culmina cuando una gigantesca nave espacial, en un movimiento similar al que se producía en la película Día de la independencia , se posa sobre el cielo de Nueva York.
El mismo efecto se produce simultáneamente en otras urbes relevantes del mundo, aunque como suele ocurrir en estos casos todo el universo queda subsumido y acotado a lo que viven los habitantes de una ficticia Manhattan, una vez más recreada a través de las semejanzas de apariencia y las facilidades de rodaje que ofrece la ciudad canadiense de Vancouver.
Del espacio no descienden desagradables y amenazantes aliens, sino clones exactos de un ser humano común y corriente. Pero no de cualquiera: los extraterrestres tienen la piel perfecta, rostros atractivos, aspecto impecable y juvenil. Parecen surgidos del casting de algún programa juvenil y vestidos por los mejores diseñadores.
Frente a miles de ojos azorados, los visitantes (que tienen como líder a la seductora e intrigante Anna, encarnada por la actriz brasileña Morena Baccarin, la misma de Firefly , a puro glamour y con un delicadísimo corte de pelo al estilo Audrey Hepburn) proclaman a su llegada que vienen "en son de paz". Necesitan elementos disponibles aquí, que ellos juzgan indispensables para el mantenimiento de su planeta de origen, y a cambio ofrecen ayuda y asistencia, propuesta que adquiere nuevas connotaciones en esta remake.
En efecto, el primer espacio de debate político alrededor de V se abrió de inmediato no bien uno de los personajes, después de la llegada de los extraterrestres, se recupera milagrosamente de una parálisis y vuelve a caminar. Así como la serie original identificó a los invasores con distintas conductas propias del régimen nazi, más de un observador hizo notar que en la pintura de los nuevos extraterrestres V pone de manifiesto algún planteo cuestionador de la estrategia política de Barack Obama, que resultó elegido presidente hace exactamente un año. "La inmediata adoración del público, el atractivo y la retórica exhibidas por Anna y la idea de que los visitantes nos proponen un plan de salud universal y luego nos destruyen se asemeja a la visión que algunos sectores de la derecha tienen acerca de la llegada de Obama al poder", señala la crítica de TV de Los Angeles Times Mary McNamara.
La especialista todavía va más allá. Sugiere que Anna y sus colegas invasores representarían una línea de pensamiento que lleva al extremo la política financiera de Wall Street previa a la crisis y representada por el hoy convicto Bernard Madoff: mínima inversión y máxima ganancia. "Todos sabemos cómo termino todo", añade McNamara.
La división entre quienes leen políticamente esta serie y quienes optan por no hacerlo se extiende a otro ámbito. V también divide aguas entre los críticos: sus defensores (entre quienes están Los Angeles Times y USA Today ) destacan la atractiva presentación, el apropiado uso de los efectos visuales (por cierto abundantes para los estándares televisivos) y la atinada ambigüedad de los personajes centrales: una escéptica agente del FBI (Elizabeth Mitchell, figura de Lost ), divorciada y con un hijo adolescente entusiasmado con el atractivo que ofrecen los invasores; un sacerdote (Joel Gretsch), que comienza a perder la fe, y un ambicioso presentador televisivo (Scott Wolf), rendido a los encantos de Anna.
Del otro lado, The New York Times deplora que ideas tan atractivas como las que sugiere el primer capítulo (encuentros con seres extraños, frustración masiva, manipulación mediática) hayan quedado desaprovechadas a través de una trama "desmañada y estereotipada".
Es posible que la conclusión más certera quede a mitad de camino entre ambas visiones. Es imposible evitar las preguntas políticas y conspirativas alrededor de V y al mismo tiempo no puede soslayarse que las reacciones -descriptas de un modo demasiado ingenuo- y los comportamientos de varios de los protagonistas han sido vistos hasta el cansancio en otros relatos similares. Más allá de esto, el rating inicial es una muestra del entusiasmo potencial del público, seguramente entusiasmado por los pequeños apuntes que remiten directamente a la exitosa versión original de los 80. Por lo pronto, no tardamos en descubrir cómo detrás de la piel humana de algunos insospechados hombres y mujeres comunes y corrientes se esconden amenazantes escamas propias de los reptiles. La memoria se pone en marcha y la expectativa también, cuando todo acaba de empezar.
El mismo efecto se produce simultáneamente en otras urbes relevantes del mundo, aunque como suele ocurrir en estos casos todo el universo queda subsumido y acotado a lo que viven los habitantes de una ficticia Manhattan, una vez más recreada a través de las semejanzas de apariencia y las facilidades de rodaje que ofrece la ciudad canadiense de Vancouver.
Del espacio no descienden desagradables y amenazantes aliens, sino clones exactos de un ser humano común y corriente. Pero no de cualquiera: los extraterrestres tienen la piel perfecta, rostros atractivos, aspecto impecable y juvenil. Parecen surgidos del casting de algún programa juvenil y vestidos por los mejores diseñadores.
Frente a miles de ojos azorados, los visitantes (que tienen como líder a la seductora e intrigante Anna, encarnada por la actriz brasileña Morena Baccarin, la misma de Firefly , a puro glamour y con un delicadísimo corte de pelo al estilo Audrey Hepburn) proclaman a su llegada que vienen "en son de paz". Necesitan elementos disponibles aquí, que ellos juzgan indispensables para el mantenimiento de su planeta de origen, y a cambio ofrecen ayuda y asistencia, propuesta que adquiere nuevas connotaciones en esta remake.
En efecto, el primer espacio de debate político alrededor de V se abrió de inmediato no bien uno de los personajes, después de la llegada de los extraterrestres, se recupera milagrosamente de una parálisis y vuelve a caminar. Así como la serie original identificó a los invasores con distintas conductas propias del régimen nazi, más de un observador hizo notar que en la pintura de los nuevos extraterrestres V pone de manifiesto algún planteo cuestionador de la estrategia política de Barack Obama, que resultó elegido presidente hace exactamente un año. "La inmediata adoración del público, el atractivo y la retórica exhibidas por Anna y la idea de que los visitantes nos proponen un plan de salud universal y luego nos destruyen se asemeja a la visión que algunos sectores de la derecha tienen acerca de la llegada de Obama al poder", señala la crítica de TV de Los Angeles Times Mary McNamara.
La especialista todavía va más allá. Sugiere que Anna y sus colegas invasores representarían una línea de pensamiento que lleva al extremo la política financiera de Wall Street previa a la crisis y representada por el hoy convicto Bernard Madoff: mínima inversión y máxima ganancia. "Todos sabemos cómo termino todo", añade McNamara.
La división entre quienes leen políticamente esta serie y quienes optan por no hacerlo se extiende a otro ámbito. V también divide aguas entre los críticos: sus defensores (entre quienes están Los Angeles Times y USA Today ) destacan la atractiva presentación, el apropiado uso de los efectos visuales (por cierto abundantes para los estándares televisivos) y la atinada ambigüedad de los personajes centrales: una escéptica agente del FBI (Elizabeth Mitchell, figura de Lost ), divorciada y con un hijo adolescente entusiasmado con el atractivo que ofrecen los invasores; un sacerdote (Joel Gretsch), que comienza a perder la fe, y un ambicioso presentador televisivo (Scott Wolf), rendido a los encantos de Anna.
Del otro lado, The New York Times deplora que ideas tan atractivas como las que sugiere el primer capítulo (encuentros con seres extraños, frustración masiva, manipulación mediática) hayan quedado desaprovechadas a través de una trama "desmañada y estereotipada".
Es posible que la conclusión más certera quede a mitad de camino entre ambas visiones. Es imposible evitar las preguntas políticas y conspirativas alrededor de V y al mismo tiempo no puede soslayarse que las reacciones -descriptas de un modo demasiado ingenuo- y los comportamientos de varios de los protagonistas han sido vistos hasta el cansancio en otros relatos similares. Más allá de esto, el rating inicial es una muestra del entusiasmo potencial del público, seguramente entusiasmado por los pequeños apuntes que remiten directamente a la exitosa versión original de los 80. Por lo pronto, no tardamos en descubrir cómo detrás de la piel humana de algunos insospechados hombres y mujeres comunes y corrientes se esconden amenazantes escamas propias de los reptiles. La memoria se pone en marcha y la expectativa también, cuando todo acaba de empezar.
Fuente: La Nación
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