American Horror Story: My Roanoke Nightmare - Chapter 2 - Review


Hasta el estreno de la sexta temporada de American Horror Story parecía como si ya hubiésemos visto todo en la serie. Era complicado que recuperase ese espíritu que tenía en la segunda temporada y que, con la llegada de las temporadas siguientes, fue desvaneciéndose y quedando meramente una sombra de lo que fue la franquicia. Pero con la llegada de "My Roanoke Nightmare" podemos mantener esa esperanza ya que, tras haber visto el segundo corte, ese espíritu del que antes hacíamos mención parece dejarse ver. Esto es que recuperamos esa magia perdida tras la inigualable "Asylum".


Esta sexta temporada se asemeja a un puzzle. A un rocambolesco rompecabezas que, semanalmente, iremos completando y desechando esas piezas sobrantes. Este segundo episodio nos desvela algunas preguntas para arquear otras nuevas y dejar al límite a los protagonistas. Ya nos avisaron de que nada sería igual en la serie. Y parece que lo están consiguiendo....

A continuación os dejamos con la review semanal de la serie.

En el episodio anterior de My Roanoke Nightmare... Matt y Shelby se mudan a otro lugar intentando empezar de cero tras la noche trágica en la que perdieron a su hijo y ella casi muere. Recalan en una vieja granja repleta de secretos que, poco a poco, irá sumiendo en la locura a los habitantes...

Roanoke.


El episodio comienza justo donde lo dejó el anterior. Tras haber atropellado a una mujer, Shelby decide buscarla por el bosque cuando una serie de extraños acontecimientos se muestran ante ella. La mujer atropellada ha salido ilesa del accidente y se adentra más y más en el bosque hasta conseguir que Shelby se pierda.

Mientras busca una salida, la mujer contempla como un hombre con el cráneo destrozado y el cerebro a la vista le suplica ayuda. Asimismo, asiste a una sangrienta ceremonia en la que un ladrón será "purificado".

Aparece Kathy Bates en pantalla. Es la líder de los colonos y busca venganza por una deserción y por un robo de comida. Shelby contempla como el hombre es atado a un poste y, tras colocarle una cabeza de cerdo, es sacrificado por expreso deseo de la Líder. En ese instante, la Líder de los colonos descubre a Shelby que escapa hasta reencontrarse con Lee que la lleva al hospital.

Tras los análisis de sangre y drogas, nadie cree la historia que cuenta Shelby pero, a lo largo del episodio no tendrán más remedio que darle la razón.

En la cuerda floja.

Las cosas tampoco parecen ir bien para Lee. A los problemas que ya tenía pronto se unirá uno nuevo. Como parte del acuerdo de divorcio, Lee pasará unos días con su hija Flora y es una decisión que quiere aprovechar para demostrar que es una buena madre. 

Mientras está con su hija, Lee empieza a observar que, como ocurre con muchos niños, su hija habla de una amiga imaginaria llamada Priscila que, cansada de tanta sangre, ha llegado a un acuerdo con Flora: si la ayuda, ella le dará un nuevo gorro. Escuchando como un recipiente se hace añicos, Lee encuentra un gorro colonial dentro de la casa.


En mitad de la noche los sonidos extraños comienzan de nuevo. Shelby que, inesperadamente, empieza a creer que los Polk, los vecinos paletos, están urdiendo una treta para que puedan vender la casa, decide salir con su esposo a encontrar el origen de esos extraños ruidos. Encuentran el altar en el que el hombre ha sido sacrificado y una cabeza de cerdo empalada en el artilugio. 

Mientras duermen comienza  sonar el teléfono. Matt descuelga y escucha la voz de una mujer pidiendo ayuda. Pero el teléfono está desconectado de la línea y unas voces llevan al hombre a una de las habitaciones colindantes con el salón. Es allí cuando encuentra a una anciana en una cama mientras es atendida por dos enfermeras. Ambas sonríen a sabiendas del oscuro futuro que se le avecina a la senil mujer. De nada sirven las palabras de Matt ya que esas escenas parecen ser fruto de un hecho del pasado. Esas dos enfermeras son las que Shelby había visto en el primer episodio. Sin mediar palabra, una de las mujeres saca una pistola y ejecuta a la anciana a sangre fría. Seguidamente, ayudadas de un spray, las mujer escriben una M en una de las paredes de la estancia.

El ex marido de Lee llega para llevarse a Flora. Pero, como solía hacer muchas veces, la pequeña parece haberse escondido. Una especie de variación del juego del escondite en el que la pequeña se esconde y los padres tienen que buscarla para darle una sorpresa. Aunque la sorpresa se la llevarán ellos... Cuando encuentran a la pequeña escondida, esta les dice que debe dar su muñeca a Priscila ya que todos morirán y Flora será la última en encontrar ese aciago destino.

El padre no tarda en llevarse a la pequeña dejando a Lee sumida en una depresión que combatirá ahogándola en alcohol. Cuando es descubierta por Matt, Lee le pide que no cuente nada y la deja dormir. 

Shelby ve a una anciana merodeando por la casa y cuando va a buscarla junto a su esposo, ambos descubren una bodega en la que, aparentemente, alguien ha estado viviendo en los últimos tiempos.

Mientras tanto Lee recibe la visita de las dos enfermeras que se colocan a los pies de su cama. Creyendo que esa visión es fruto de su borrachera, la mujer se levanta y ve tripas, lenguas y colas de cerdo clavadas en la pared. Pero la visión que le perturba es la de un hombre con cabeza de cerdo...

Las enfermeras de la muerte.


En la bodega, Matt y Shelby encuentran un nuevo vídeo casero protagonizado por el mismo hombre que salía en el vídeo del sótano. En realidad es el Dr, Elias Cunningham (Denis O´Hare), un profesor de la Universidad de Bradley que, investigando para su nueva novela de crímenes reales. decidió vivir en la casa que ahora ocupan Matt y su esposa. Nos remontamos al 11 de octubre de 1997. 

El profesor quería investigar a Miranda y Bridget Jane, dos hermanas enfermeras que trabajaban en una residencia de ancianos en Rochester y que no podían soportar estar separadas. Corría el año 1988 cuando los ancianos comenzaron a morir en extrañas circunstancias. Y pese a que nunca pudo probarse, se creía que las hermanas estaban involucradas en estos hechos. Antes de poder ser inculpadas dimitieron. Tras esto terminaron recalando en la granja para abrir una residencia de ancianos. Para las admisiones tenían dos requisitos: que las familias estuviesen cansadas de cuidar a sus ancianos y la más bizarra, la letra inicial de su nombre para conformar su palabra favorita tras matarlos. Una especie de locura que les hacía creer que esa vida que robaban reforzaba la suya.


Tiempo después los familiares de los ancianos llamaron a la policía. No tenían respuesta a sus llamadas. La verdad salió a la luz. Las mujeres asesinas habían desaparecido dejando a medias su trabajo: escribir la palabra MURDER en la pared. Pero la R final nunca llegó ya que, algo o alguien, las había interrumpido. Y la palabra inacabada quedaría presente por siempre ya que, por muchas reformas, muchos arreglos que hiciesen, la palabra MURDE seguía apareciendo.

Matt descubre que, efectivamente, la palabra está en la pared y Shelby advierte que esa es la prueba que demuestra que los hechos contados por Elias eran reales.

La versión oficial contaba que, tras matar a cinco personas, las hermanas asesinas habían huido del país pero Elias creía que era falso, que ellas se habían quedado en la casa. Como si hubiesen sido ajusticiadas por alguien más maligno. Elias Cunningham entró en la vivienda para dejar pruebas de que el mal residía en esa casa y fue atacado por La Líder.

Flora.


Ajena a estas revelaciones, Lee decide ir a buscar a su hija, Secuestrarla. Ya en casa quiere hacer vida normal pero, gracias a su hermano y su cuñada, recapacita y permite que se ex marido venga a buscarla. 

Mientras tanto Flora ve a su amiga en el jardín y decide marcharse con ella. Cuando se dan cuenta de su ausencia, todos comienzan a buscar a la niña aunque solo encuentran su abrigo en la copa de un enorme árbol...




AUDIENCIAS.

Como viene siendo habitual en la emisión del segundo episodio de cada temporada, la serie ha experimentado una bajada en seguidores. Esta semana anotaba 3.270.000 espectadores con un 1.8 en demográficos. Algo normal en la serie que, en principio, no hay que preocuparse.

OPINIÓN.

Sublime. Rozando la perfección. Retrotrayéndome a la segunda temporada. Deseando que sea miércoles para seguir viendo la serie. Algo que, desde Asylum no conseguían.

Esperemos que la tónica siga así. Que podamos disfrutar de episodios como este segundo que gana al primero en calidad.

Puede que eche de menos ver a Evan Peters, que añore saber más cosas de los Roanoke... pero una pregunta ronda mi mente. Y si, en realidad, no son los Roanoke los "malos"? Ahí lo dejo...






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