How to get away with murder 1x08 'He has a wife' - Review

A estas alturas, ya no nos interesan los casos de Annalise. Por muy interesante que suene una mujer que mató a su asistente estando sonámbula... no nos interesa. El tiempo que perdemos en su historia, son minutos que podríamos estar tratando de descubrir el dichoso hashtag #WhoKilledSam. Y de paso, también quién mató a Lila. No nos equivoquemos, seguir hilando la trama a través de casos capitulares me parece brillante para continuar dilatando la tensión. Y de paso, para ver a Viola Davis mantener la compostura y defender lo indefendible. Pero dios mío, que no nos hagan esperar más, porque los días que faltan hasta este jueves (el otro hashtag hiper twitteado de #TGIT que Shondaland se ha encargado de crear) se nos van a hacer interminables. Porque este sí. Porque ya llegamos al día de la recurrente hoguera, del recurrente asesinato... Y los frentes, a pesar de lo que dije la semana pasada, ahora sí están muy abiertos.

Porque después del último episodio las posibilidades son muchas. Tengo fe en los productos de la poderosa factoría de la más exitosa showrunner del momento, y sé (espero) que nos logrará sorprender. Tenemos a muchos títeres en el escenario. Todos pueden ser los asesinos. Todos tienen intereses visibles y muchos otros escondidos. 'He has a wife' nos sirvió para conocer a Lila en vida, cambiando la narrativa temporal de la serie, pues ya llegamos al día X y no tendría sentido seguir con los flashforwards. El tiempo presente de la historia es ya lo que anteriormente habíamos visto como futuro, y probablemente en el próximo capítulo (cuyo sugerente título es 'Kill me, kill me, kill me') tendremos otra vuelta de tuerca en la narración.

Tengo que admitir que no me sorprendió el personaje de Lila en vida. Su desarrollo fue demasiado plano y predecible. Era obvio que iba a acabar en la puerta de Annalise, pero lo que no lo era tanto era su encuentro con Bonnie. ¡Bonnie! ¡Qué gran personaje! Su recorrido sigiloso a la par que misterioso hasta este octavo capítulo tuvo su culminación en una magistral interpretación de Liza Weil implorando a Annalise su perdón por haberle mentido respecto a Sam. Este derrumbe emocional no logra quebrar a la profesora, que implacablemente la despide y hace de la ayudante una nueva posible asesina de los muchos que ya sumamos a esta lista.


He mencionado en más de una ocasión que no entiendo esa estrecha relación que se creó entre Wes y Rebecca. Puede que sea por qué no me acaban de agradar ninguno de los dos personajes, pero no siento química entre ellos y su relación me parece bastante forzada. El estudiante no sabe dónde se está metiendo, y vuelve a mentir a Annalise por su supuesta lealtad hacia Rebecca, mientras que ésta sigue confabulando en contra de Sam y Annalise con Nate, el ex amante de la abogada. Llegados ya al día X, nos encontramos a Wes y su vecina separados (aunque sabemos que sólo temporalmente), y sin tener ni idea de qué los volverá a unir.

Porque si este capítulo nos ha servido de algo es para ver el camino que han tenido todos nuestros personajes para llegar al clímax de esta mid season.  Sus conflictos personales se convierten en posibles motivos de asesinato que hasta ahora no son más que especulaciones por nuestra parte. Michaela sigue con su drama particular con la familia de su prometido, Laurel acaba de descubrir que Frank tenía novia (en una situación especialmente delicada), Connor quiere reunir al grupo de estudio... El único que ya conocíamos ausente en el presunto grupo homicida es Asher, pero algo me dice que va a tener mucho más que ver en esa historia de lo que pensamos.


¿Y qué pasa con Annalise? La profesora Keating es el centro de nuestra historia, el motor que la mueve y a la vez una bomba que tiene el tiempo en su contra, siempre a punto de estallar. Y no creo que falte mucho, pues aunque muestre serenidad en sus casos, frente a sus estudiantes... Annalise tiene todo el peso sobre sus hombros. Las mentiras de Sam se encadenan una tras otra y ella, por fin, parece que dejó de estar del lado de su esposo. En los últimos minutos la vimos llamar a la policia para, básicamente, por fin vender a su marido. Les dejamos a uno frente a otro, con una más que posible mala reacción por parte de Sam ante este descubrimiento. Puede que este sea el detonante para descubrir la verdadera cara del profesor de filosofía y su reacción desencadene en su asesinato, con unos estudiantes que quizás lleguen a estar en el lugar erróneo en el momento erróneo. Y ya sabemos la lealtad que estos chicos profesan a Annalise... así que no nos extrañe que la puedan ayudar a encubrirlo...

Nos quedan sólo dos días para conocer (que no resolver) este misterio que nos acecha desde el piloto. Y a partir de ahí aún nos quedarán seis capítulos que tendrán que mantener el nivel sin contar con esa incógnita. No es muy difícil pensar que la respuesta a este esperado enigma nos traerá más preguntas que serán quizás incluso más demoledoras que esta primera cuestión inicial y que nos mantendrán en tensión hasta el clímax de la season finale. Tendremos que ver, también, cómo se desarrolla la historia en cuestiones de tiempo y espacio después de esta ruptura narrativa temporal que supuso este último capítulo.

Estoy casi segura que la resolución valdrá la pena; que toda esta dilatación nos llevará a un luego lugar, y que lograremos sorprendernos con el resultado. Incluso el propio Tom Verica (a.k.a. Sam) explicó a Vulture su sorpresa al conocer quién fue realmente su asesino. ¿Y quién va a negar la palabra de un hombre muerto?



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