Breaking Bad 5x02 - 'Madrigal': Review


Continuamos recordando la primera mitad de la quinta temporada de "Breaking Bad" de la mano de Tomás, con la del segundo episodio, un capítulo titulado “Madrigal”, por la empresa que controlaba a Los Pollos Hermanos, cadena donde Fring repartía la metanfetamina, es sobre todo, otro excelente capitulo escrito por Vince Gilligan, esta vez con Mike como plato principal acompañado de Walt y Jesse.

Saliendo fuerte.



El capitulo arranca en Madrigal y se muestran dos minutos y medio de charla en alemán, que han terminado con el señor Schuler, el dueño de Madrigal, al cual la policía va a interrogar, muerto. Es evidente: la muerte de Gus no terminó en aquel “Gané” de Walt. Las fuerzas de la ley están tirando del hilo y se han topado con Madrigal, un gigante. A priori, no parece que el peligro venga de Alemania: con Schuler y Gus fuera de juego es complicado que haya más reyes sueltos… ¿o sí? Repasando la escena en que el CEO de Madrigal departe con la DEA, vemos que Lydia, la taquicárdica mujer que se cita con Mike en el restaurante, está entre los directivos de lo que quedo del reinado de Fring. Lydia sabe demasiado, y está aterrorizada porque desde luego no tiene la sangre fría de Schuler. Eso sí: aunque no hay de momento ningún foco apuntándola, se quiere empezar a cubrir las espaldas eliminando a todo secuaz restante de la operación.  Ellos dos, habiendo neutralizado las copias de las cámaras de seguridad, no deberían tener demasiados problemas con el pasado. Ah, las copias de seguridad… qué gran momento cuando Hank revela que eran inútiles, que estaban encriptados y que el portátil no iba a ser de gran ayuda. Los imanes de Jesse, han sido inservibles.


La angustia de Merkert.

Sutil y brillante a la vez. Así y no de otra manera es esta escena en que Merkert, el ya exjefe de Hank y Gomie, les informa de su obligada marcha, les sirve una copa y empieza a mirar atrás y rememorar su relación con Gus: “Reímos toda esa noche, contando historias, bebiendo vino. Y resulta que es alguien completamente distinto. Justo delante de mí. Justo en mis narices.” Una reflexión que parece iluminar a Hank, y que posiblemente sirva para que se ande con mil ojos y preste todavía más atención a lo que tiene ante sí, antes sus narices… no vaya a ser que alguien resulte ser otro alguien. La reflexión de Merkert, creo que acerca a Hank a lo que puede ser una revelación impactante.



Culpa.

Jesse apenas aparece en dos escenas, en la primera, hablando a Walt sobre el cigarrillo con ricina desaparecido, que atormentaba al joven sin saber donde está. Walt crea una ricina falsa hecha de sal y finge encontrarlo en la casa de Jesse.



Acá es cuando la culpa de casi matar a Walt la temporada pasada, explota en Jesse, dejándolo en el piso con llamas. “No sé lo que está mal conmigo, Mr. White... No sé cómo pude ser tan estúpido... Lo siento.”. A su espalda, cual Judas redivivo, Walt intenta consolarlo para seguir adelante. O sea, para seguir cocinando. Y ahí entra Mike…

Mike, el arreglador. Mike, el paciente. Mike, el hombre cansado. Mike, el asesino perfecto. Mike, el abuelo al que jamás querrías importunar. Un entrañable calvete que ha decidido poner punto y final a sus andanzas como guardaespaldas de Gus. Mike conoce la organización, y probablemente sea consciente de que la profesionalidad de Fring y la seguridad que daba trabajar para él no puedan ser igualadas. Mike, desde luego, quiere cero complicaciones. Lo que en realidad le apetece es ganar al Tragabolas por su nieta. Mike no quiere ejercer de matón para gente con la que pueda quedar retratado: él es un profesional y exige profesionales a su lado. Y Walt no lo es, al menos a su entender. Lo considera más bien una bomba de tiempo, una bomba a punto de estallar. Mike, por tanto, se dispone a salir de la ecuación y rechaza la oferta de colaboración de Walt y Jesse, como rechaza también el encargo de Lydia, la alta ejecutiva de Madrigal que sí está metida en el ajo, para cargarse a medio Nuevo México. Cuando se anuncio el personaje de Lydia para la quinta temporada de la serie, dijimos que se trataba de “una antigua socia de Gus Fring que es capital para el desarrollo de la quinta temporada”, lo es. Si Walt y Jesse ponen la cocina, y Mike la distribución y logistica, Lydia se va a encargar de la materia prima más importante: la metlamina. Sí, aquellos bidones que en sus días mozos Walt y Jesse robaban a golpe de camioneta y pasamontañas, ¿recordáis? La metlamina debe de ser muy puñetera de conseguir, hasta el punto que Pinkman propone la peregrina idea de volver atrás, a la pseudo, opción que Walt desestima en cuestión de milésimas. El cristal es calidad, y calidad debe seguir siendo.

Walt, sigue encaramado a su ego. “Si Gus pudo hacerlo, nosotros también“, dice. Es evidente que él es el cerebro, que él marca el paso. No hay más que verlo en cosas evidentes, como la manera en que se dirige a Saul.


Donde más duele.



Madrigal, pese a lo que pueda sugerir el título, ha sido un capítulo centrado en Mike. Si la premiere fue en cierta manera auto conclusiva, en el sentido que planteaba y resolvía el problema de las cámaras de seguridad, en este 5×02 hemos asistido a algo similar: fuga y regreso de Mike Ehrmantraut. Ha empezado el episodio casi fuera de la serie, dispuesto a plantar a Walt; ha continuado despreciando en lo posible las formas y métodos de Lydia; y finalmente, a cedido. A él, y a los once de la lista de Lydia, la DEA les ha dado donde más duele, en el bolsillo. Con las cuentas de Islas Caimán embargadas, Mike reconsidera su postura: el futuro económico de su nieta está en juego. Poniéndonos poetas, podemos decir que la serie ha conseguido en este episodio cerrar un círculo (la trama de Mike) gracias un polígono de cuatro lados (la nueva sociedad: Mike, Lydia, Jesse y Walt), logrando así la famosa cuadratura. Poetas o no, lo que ha sido Madrigal es un gran capítulo.


Opinión.

Sigue avanzando, toma un rumbo muy interesante, dándonos un clásico acuerdo entre Walt, Jesse y Mike, del que solo pueden salir cosas interesantes para la serie, el nuevo personaje de Lydia encaja a la perfeccion en este post-Fring y este capítulo nos deja con muchas ganas de ver que viene luego.

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