How I Met Your Mother 8x18 - “Weekend At Barney’s”: Review

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Por Alex Crespo: Último capítulo de febrero, y último antes de un largo parón en el que sólo vamos a disfrutar de dos capítulos a lo largo de marzo. Un título, “Weekend at Barney’s” que, como se explica, parodia el título original de esa comedia ochentera que aquí se llamó “Este muerto está muy vivo”. Os juro que siempre he querido conocer al tipo que traducía los nombres de las películas al castellano, porque madre mía… bueno, traducciones infames aparte, vamos a ver qué nos ha deparado este capítulo. Y ya os adelanto que no va a estar entre mis favoritos.

Ya os anuncié la semana pasada que un muerto iba a resurgir de sus cenizas. Y así ha sido: The Playbook is back! Ya nos imaginábamos que Barney se iba a guardar un as en la manga, y que su Magna Obra no iba a desaparecer así como así. Pero francamente, visto lo visto en este capítulo, mejor hubiera sido darle un digno final que tener que presenciar esta coda. Porque señores y señoritas, Ted NO VALE para el Playbook. Ni de lejos. Cierto es que Barney parece que le ha dejado las peores jugadas posibles –finalizar una jugada con “pene” no es lo más idóneo-, pero también que Ted es lo más sosito del mundo. Por primera vez, no me he emocionado cuando he escuchado esa Marcha Turca de Mozart. Lamentable. Y encima, para una jugada que le estaba saliendo bien –es decir, cuando Barney no le asesoraba- llega la perturbada de Jeanette y la fastidia.


¡Claro, se me olvidaba! Barney rescata el Playbook porque quiere animar a Ted a buscar ligue tras la ruptura con Jeanette. Y aquí llegamos al meollo del capítulo y de esta crítica: ¿De verdad ha sido necesaria Jeanette? Como comentamos por aquí, una vez desaparecida la sorpresa de su comportamiento psicópata, poco más tenía que ofrecer como personaje. ¿Que iba a acabar destrozando el apartamento de Ted? Ya lo sabíamos por las imágenes previas. Y sobre todo, y más importante ¿Necesitábamos a Jeanette para lanzar a Ted en la búsqueda definitiva de “The One”? Para mí, ni de coña. De verdad, no he entendido esta subtrama en estos capítulos. Si algo ha sido siempre Ted es un romántico empedernido, y si algo no ha sido nunca es un ligón de rollos pasajeros (vale, alguno ha tenido, pero no como esta tipeja). ¿Entonces por qué esa insistencia en subrayar el “No More Dates”? Ted siempre ha estado buscando a “The One”. Todas las relaciones que ha tenido han sido convencido de que iba a ser esa persona la mujer de su vida. Con Jeanette tenía claro desde el principio que no iba a ser así, que era una relación circunstancial, auspiciada por al parecer cierto grado de sexo salvaje. Eso hace entonces menos entendible el empeño de Ted por ponerla de acompañante suyo a la boda de Robin y Barney, para desgracia de la pareja. Lo único que se me ocurre es que sea una especie de grito de socorro, de llamada de atención de un Ted que sigue sin haber superado el tener que dejar escapar a Robin para siempre.


Barney no saca de nuevo a pasear el Playbook sólo por evitar que Ted lleve a Jeanette a la boda. Lo hace por él mismo. Semejante derroche de creatividad, ingenio y sinvergonzonería no puede, ni debe, caer en el olvido. No me extraña que tenga sueños recurrentes. Claro, que si yo tuviera pesadillas con “Este muerto está muy vivo” y “Este muerto está muy vivo 2” también me despertaría gritando. Del horror. Por cierto, y tal y como le señala, Robin, es de lejos la jugada más elaborada, y estúpida del Playbook. Pero lo que no entiendo es el disgusto de Robin por el hecho de que el Playbook siguiera vivo. Corrijo: entiendo que se sienta disgustada por el hecho de que Barney le haya mentido. Hasta ahí estoy de acuerdo. Y entiendo también que Barney quiera ocultárselo cuando ésta le dice que quemar el Playbook fue lo que le hizo darse cuenta de que podría casarse con él. Pero qué más da que el Playbook siga existiendo cuando lo importante es que Barney ya nunca lo va a usar para él. Y si Robin se para a pensar un momento, el Playbook puede dar mucha vidilla a una pareja cuando la rutina llega al matrimonio, ejem (guiño guiño codazo codazo). La disculpa de Barney nos hace volver a ver su faceta de mago, y para sacar a la palestra toda la ristra de engaños que forman parte de la personalidad más profunda del señor Stinson. Cosa que Robin debería saber cuando aceptó casarse con él. No sé de qué se escandaliza ahora…



Trama Marshall-Lily: Se dan cuenta de que como mejor funcionan es como equipo. Por enésima vez. Un par de chistes sobre las Tortugas Ninja, la previsible caída de los caramelos, y poco más. A otra cosa.

Como podéis deducir, “Weekend at Barney’s” no me ha gustado demasiado. Vale, que como siempre hay dos o tres chistes buenos –Robin y Barney saltando de alegría sobre la cama, las múltiples “única regla” de Barney, las entradas falsas anti-plan absurdo de Lily…- pero creo que se ha desaprovechado el potencial del Playbook, y como os digo, la trama de Jeanette me parece absurda y previsible. ¡Y encima destruye las míticas botas rojas! ¡Imperdonable! Iba a poner que el capítulo suspendía, pero empiezan a sonar Creedence Clearwater Revival y ese “Long As I Can See The Light”, y de repente, todo el mal rollo desaparece. Pelos de punta, oigan…

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1 comentario :

  1. A mí no me pareció malo el capítulo. Estoy de acuerdo con que le final del Playbook tendría que haber sido más memorable... es más, creo que estábamos bien con el que ya teníamos en la última jugada que hizo Barney, "The Robin". También coincido que la incorporación de Jeanette no ha traído mucho a la serie.
    Pero vamos, es una comedia. Creo que han analizado demasiado los hechos. El porqué del enojo de Robin me parece más que razonable.
    En fin, para mí fue un buen capítulo... no me destornillé de la risa, pero es pasable.

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