American Horror Story: Hotel - Gacy Y Dahmer, asesinos en serie


Por fin he llegado el día. Esta noche se estrena en Estados Unidos la quinta temporada de American Horror Story. Sin duda alguna, estamos ante una de las temporadas más esperadas de la serie y, quienes han podido ver el primer episodio, aseguran que es uno de los mejores episodios de toda la franquicia. Y, como ya sabemos, la figura del asesino en serie estará muy presente durante la nueva temporada. De hecho, Ryan Murphy se ha inspirado (o no tanto) en asesinos reales que, indudablemente, serán convertidos en la serie para intentar asustarnos durante "Hotel".

Como cada año, hemos investigado para haceros llegar las historias reales de aquellos asesinos en serie que inspiran las tramas de American Horror Story. Sabemos que, en los especiales de Haloween, el Detective Lowe (Wes Bentley) se sentará a cenar con Aileen Wuornos y Gacy el payaso. Y, sin conocer cuando ni de qué manera saldrá en pantalla. Seth Gabel será Dahmer. Por ello os dejamos con las biografías de dos de los mayores asesinos en serie de la historia: John Wayne Gacy y Jeffrey Dahmer.


John Wayne Gacy, el Payaso Asesino


John Wayne Gacy nació en Illinois el 17 de marzo de 1942. Apodado como "El payaso asesino" fue uno de los mayores asesinos en serie de América ya que, según las investigaciones, violó y asesinó a 33 jóvenes durante su carrera de sangre.

Gacy provenía de una familia polaco-danesa. Ya desde su infancia, comenzó a mostrar signos de un desorden afectivo. Pese a ser el niño de mamá, Gacy sufrió en su niñez constantes desprecios por parte de su padre. Con un problema claro de alcoholismo, el padre de Gacy propinaba continuas palizas a su hijo ayudándose de un cinturón de cuero. Pese a los esfuerzos del pequeño por agradar a su padre, únicamente recibía desprecios e insultos tales como "maricón" y "estúpido niño de mamá".

Con 9 años, John Gacy fue violado por un amigo suyo. Algo que le marcaría de por vida. Con once años, se golpeó en la cabeza con un columpio. Este accidente le ocasionó un coágulo en su cabeza que no se haría visible hasta los dieciséis años, edad en la que comenzó a sufrir desmayos. Según su progenitor, estos episodios no eran más que un intento por llamar la atención de su familia.

Gacy llegó a estar casado y, en una de las raras ocasiones que conseguía una erección, concibió junto a su esposa a su hija. Pero esto no era más que una cortina de humo. En realidad los impulsos homossexuales comenzaron a aflorar tiempo atrás. En 1968 fue condenado a diez años de prisión por abusar de dos adolescentes. Apenas año y medio después, salió de la cárcel por buen comportamiento y se casó de nuevo con una mujer. Esta fue su época dorada ya que, según se sabe, llegó a codearse con Rosalynn Carter, quién, años después, sería la Primera Dama.



En 1976 se rompería su segundo matrimonio. Algo que nunca llegaría a superar y que despertaría al asesino que dormía en su interior.

David Daniel se convertiría sin querer en su primera víctima. Pese a que logró escapar, Daniel relató la forma en la que el asesino acababa con sus víctimas. Gacy se ofreció para llevarlo a la estación y, en un intento de conseguir su objetivo, llegó a ofrecer droga al joven. Esta era su forma de engatusar a sus víctimas. Aunque con David no lo logró, con 33 hombres más si que pudo lograrlo.

Nadie sospechó de Gacy hasta la desaparición de otro joven: Robert Piest. Nervioso, John Gacy confesó a la policía ser un asesino.

"Mi primer asesinato fue en 1972. Maté a un niño. Cuando vi la sangre derramarse sobre el cuerpo, me excité y comenzó a gustarme esa sensación"

Asesorado por sus abogados, Gacy confesó haber matado a 33 hombres menores de edad. 28 de los cuerpos los había escondido o enterrado en su casa y, los cinco restantes, los había arrojado a un río cercano.

La policía confiaba en que esta declaración fuese falsa. Pero, cuando inspeccionaron la vivienda del asesino, descubrieron algo atroz: un auténtico cementerio humano. Cantidad de cuerpos de víctimas irreconocibles, partes del cuerpo imposibles de identificar, personas muertas con extrañas mutilaciones en el cuerpo, 

Esta "oda al horror" no era la última sorpresa. Cuando se procedió al registro de la casa de la madre de John, se encontraron evidencias de, al menos, cuatro asesinatos más. Este hallazgo ampliaría la lista de asesinatos a 37.

En el juicio, Gacy se declaró inocente y se culpó a sus problemas mentales de todo. Incluso, se dio a entender que, todas las muertes, eran accidentes causados por la "asfixia erótica". Pero fue rechazado por el juez.

Condenado a muerte, Gacy fue ejecutado el 10 de mayo de 1944 mediante la inyección letal.

Durante su estancia en la cárcel, fue pintando cuadros con los payasos como centro de su obra. Incluso llegaría a admirar a Jeffrey Dahmer, el carnicero de Milwaukee. 

Aquí tenemos la conexión perfecta para hablaros de Dahmer, el asesino que será interpretado por Seth Gabel en American Horror Story.

Fuente 1 

Fuente 2

Jeffrey Dahmer, el asesino necrófilo

Quizás la historia de Gacy se quede en nada si la comparamos con la carrera criminal de Jeffrey Dahmer, más conocido como "el Carnicero de Milwaukee".

Jeffrey Dahmer nació en el seno de una familia de clase media americana. Sin ningún indicativo durante su infancia que dejase entrever su sangriento futuro, Dahmer fue un niño normal hasta que, un día, vio como su padre recogía huesos de animales muertos en el patio trasero de la vivienda. Este hecho, y según palabras de su padre, pudo ser el desencadenante de la locura del joven.


Coincidiendo con la pubertad, Jeffrey comenzó su carrera del mismo modo que la mayoría de asesinos: matando a animales. De este modo explicaba él mismo esa etapa: "con catorce años empecé a estar obsesionado con la violencia en el sexo. Decidí ocultar todo ya que no tenía a nadie con quién hablar. Estas ideas se tornaban más fuertes con el paso de los días".  Se sabe que, más o menos a esta edad, el joven fue conocedor de su homosexualidad. Y estos deseos fueron los que le llevaron al alcoholismo para poder evadirse de su realidad.

La materialización de estos deseos culminó con su primera víctima: Steven Hicks, un joven de 18 años que hacia autostop en una carretera. Dahmer lo invitó a su casa, y tras beber durante unas horas, Hicks quiso marcharse pero Dahmer lo impidió asestando un golpe mortal al joven con una barra de hierro. Posteriormente descuartizó su cuerpo y lo enterró en un bosque cercano tras haber reducido a polvo los huesos con un martillo.

En un intento por erradicar su sadismo, Dahmer se alistó en el ejército y pasó a ser una persona mucho más sociable que antaño. Pero, una vez que sus problemas con el alcohol fueron descubiertos, fue expulsado y terminó viviendo con su abuela en Ohio. Tuvo una apacible vida hasta que, cierto día, recibió una nota en la que un hombre ofrecía sus favores sexuales a Dahmer. Sin saberlo, esta persona había despertado al demonio.

Tras este hecho, Dahmer comprendió que su felicidad radicaba en mantener relaciones homosexuales sumisas. No encontró modo alguno de hacerlo y, por ello, consiguió un maniquí con el que, inicialmente, apagaba sus deseos más íntimos. Pero su abuela se enteró y obligó al joven a deshacerse del muñeco.

Steve sería su segunda víctima. Se conocieron en un bar de ambiente que ambos solían frecuentar. Tras hospedarse en un hotel, Dahmer drogó al joven y lo asesinó. Sin recordar la forma en la que había terminado con su vida, Dahmer únicamente apuntó que se había encontrado el cuerpo ensangrentado a la mañana siguiente. Presa del miedo, decidió comprar una maleta para introducir los trozos del cuerpo de Steve y hacerlos desaparecer. Este segundo ataque abrió la veda y Jeffrey decidió no frenar nunca sus impulsos más oscuros.

Un joven de catorce años fue su tercer "trofeo de caza", En plena calle, ofreció cincuenta dólares al joven para que le practicase sexo oral. Tras esto, drogó y estranguló al muchacho. Durante una semana escondió su cadáver para poder mantener relaciones sexuales con él. Pero, una vez que comenzó a oler, fue enterrado en el jardín de su casa.

Su abuela le pidió que se marchase de casa y arrendó una casa para poder continuar con su carrera delictiva.  Un joven pudo escapar y delatar lo sucedido pero, pese a esto, el asesino fue condenado a unos meses de servicios comunitarios.

Una nueva víctima fue un afroamericano de 28 años. Dahmer lo mató, momificó su cabeza y genitales y escondió los trofeos para su disfrute personal. Durante un año se estima que pudo matar a once personas más, todas ellas afroamericanas.

Su modus operandi era el mismo: drogar y matar a homosexuales. Se cree que, en un principio, creía que sus amantes querrían quedarse a vivir con él pero, ante las negativas, Dahmer los asesinaba cruelmente. Fue el caso de dos jóvenes más. Uno de ellos, incluso, llegó a despertarse del letargo inducido por la droga y pidió ayuda. Pero la astucia del asesino fue mayor alegando que eran amantes y mostró fotografías que parecían corroborar sus palabras. Una vez libre de toda sospecha, Dahmer mató al joven.


La cantidad de cuerpos en su casa comenzó a oler. Y el asesino compró un tanque para disolver con ácido los restos de sus víctimas. Y con ello dio un paso más. El paso que le convirtió en un caníbal: "Comérmelos me hizo sentir que ellos se convertían en algo permanente en mí".

En julio de 1991 el infierno se desataría. Un joven llamado Tracy Edwars escapó y dio parte a la policía. Esta vez Dahmer no consiguió burlar a la justicia. Cuando registraron su casa encontrarón multitud de fotografías en las que Dahmer posaba junto a cuerpos en diversos estados de descomposición. Se cree que inmortalizaba estos momentos para acrecentar el placer que le causaba matar.  Se encontraron cabezas, trozos de carne humana y tres torsos descomponiéndose en el tanque de ácido.


Pese a que se alegaron enfermedades mentales, Dahmer fue condenado a más de 900 años de cárcel. 17 muertes se achacaron a su persona pero, posiblemente, la cifra pudo ser mucho mayor.

Encarcelado, Dahmer pasó sus últimos días abrazando a la religión. Fue bautizado y en 1994 recibió una puñalada de la que sobrevivió. Pero, tiempo después, otro recluso que se hacía llamar "Cristo" terminó con la vida del asesino de Milwaukee de la misma forma que Dahmer había asesinado a su primera víctima: con una barra de hierro.



Fuente 1                Fuente 2


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