The Big Bang Theory: Pequeño análisis del final de la 6º temporada

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Por Alex Crespo: ¿Pensabais que nos habíamos olvidado de The Big Bang Theory en Llegaron para Quedarse? Ni de lejos. Pero gente, hay veces que las circunstancias mandan, y cuando las series finale coinciden con el momento de mayor trabajo del año, pues se dan estas cosas. Pero no os lamentéis más. Aunque no sea review en sí misma, vamos a ver cómo nos ha dejado el cuerpo este final de temporada.

Desde la última vez que nos leímos, se sucedieron cuatro capítulos: “The Closure Alternative”, “The Proton Resurgence”, “The Love Spell Potential” y “The Bon Voyage Reaction”. En ellos hemos tenido de todo, un par de buenos episodios, uno muy bueno, y uno regular. El problema es cuando el regular ha sido precisamente el último, lo que hace cerrar la temporada con un regusto no del todo bueno. Ojo, que no quiero decir que haya sido malo. Sin ser la mejor temporada de la serie, hemos tenido momentos muy buenos, y en estos cuatro capítulos podemos encontrar unos cuantos. Desde el intento de Amy por curar el trastorno obsesivo-compulsivo de Sheldon (con nulos resultados, por supuesto. Ese cuasi-orgasmo de Sheldon cuando logra completar todas las tareas que Amy no le había permitido finalizar…), el pijerío de Raj con su perrita Canela, el entusiasmo infantil de Sheldon al conocer al héroe de su infancia el Profesor Protón… 

Pero si me permitís, quiero centrarme en los dos últimos capítulos, “The Love Spell Potential” y “The Bon Voyage Reaction”. Y es que sobre todo en el primero tenemos alguno de los mejores momentos de toda la temporada. Lo primero que quiero destacar es que, en la línea llevada durante toda la temporada, las chicas son ya parte completamente integrada de la familia. No elementos extraños que venían a perturbar el apacible mundo de esos cuatro frikis del principio. Ahora son parte fundamental de su mundo, cada una con sus peculiaridades, pero parte básica del mismo. Ya se lo dice Penny a Sheldon en un arrebato de emoción: “Me encanta que seas parte de mi vida”. De esta forma, aunque sea movido por las circunstancias, vemos por primera vez a las chicas participando, y sobre todo y más importante: disfrutando, del frikismo de sus parejas. Y es que las escenas jugando a Dragones y Mazmorras se pueden contar entre las mejores de toda la temporada. Ayudadas por un sublime Howard, que con su juego de imitar voces de actores famosos en su rol de Máster del juego, me hizo caerme de la silla de la risa. True Story.

Pero al fin y al cabo, en una comedia romántica como Big Bang Theory (que lo ha sido desde el principio, no os engañéis), el peso más importante tiene que caer en las relaciones entre los personajes. Y este final de temporada ha tenido de eso, por supuesto. Me ocupo primero de Raj y Lucy. Le tenía muchas esperanzas a esta pareja, la verdad, pero ciertamente creo que no han sabido aprovechar a Lucy más allá del chiste recurrente sobre su ansiedad social. Y la chica tiene mucho más potencial que ese. Espero que la ruptura no sea definitiva y que tengamos a Kate Micucci de vuelta para la séptima temporada. Por lo menos nos ha servido para quitarnos el lastre del mutismo selectivo de Raj. En las primeras temporadas era uno de sus principales rasgos definitorios del personaje y los gags que se hicieron a costa de eso fueron memorables. Pero ya últimamente no tenía ningún sentido seguir explotándolo. Si incluso ya prácticamente tenían todo el rato a Raj con una cerveza en la mano. Es hora de buscar nuevas vías para Raj. Si de aquí a septiembre ha logrado callarse, claro. Y visto el final de los créditos de este capítulo, no tiene pinta de que eso vaya a suceder. Muchos años de silencio brotan en forma de verborrea incontenible para horror de las chicas que van a tener que sufrirlo.

Sheldon y Amy van avanzando pasos en su relación. Tímidos pasos, pero considerando lo que es Sheldon, podemos considerarlos de gigante. Y si a Amy le basta con sexo simulado en una partida de rol, quiénes somos nosotros para juzgarla. En realidad no he hemos visto nada nuevo que no hayamos visto antes durante esta temporada, incluido el que Sheldon exprese su no rechazo frontal a mantener relaciones sexuales con Amy algún día. Aunque visto lo visto, está cada vez más cercano el día que Amy le suelte un “vente p’acá moreno” y lo empotre contra la cama… Y vamos a rematar con Leonard y Penny. Por un lado, me gusta y agradezco que le hayan dado una patina de normalidad a la relación, lejos de idas y venidas artificiales. Pero por otro, durante toda la temporada he sentido que ahí faltaba algo de pasión, algo que demuestre que de verdad están enamorados el uno del otro, como ya parece asumir Penny. Por mucho que Penny le soltara hace unos capítulos eso de que lo que le apasiona es Leonard, la verdad es que hacen muy poco por demostrarlo. La despedida en el aeropuerto me parce muy fría, por mucho que esté ahí Sheldon tocando las narices. Además, este recurso del viaje de Leonard ya lo utilizaron al final de la segunda temporada. Vale, bien, emoción cero. 

Y hasta aquí hemos llegado en esta sexta temporada de The Big Bang Theory. La verdad es que es una serie tan asentada y con unos personajes tan carismáticos que podrían tirarse un montón de años más repitiendo el mismo patrón. Pero personalmente creo que ya es hora de que los productores y guionistas empiecen a trazar el camino de salida. La serie no merecería una decadencia prolongada como le ha pasado a otras por no saber retirarse a tiempo (y ya sabéis de qué serie hablo). Pero con los resultados de audiencia que tiene y principalmente entre el espectro de edad más cotizado por los anunciantes, tenemos Big Bang para rato. Y si lo hacen bien, que así sea. Hasta septiembre.