Bates Motel 1x08 - 'A boy and his dog': Review


Antes de comenzar con el análisis del episodio de esta semana de "Bates Motel", quisiera pedir disculpas por la tardanza a la hora de cubrir la review semanal. He estado bastante liado y no he podido sentarme a realizar el análisis hasta hoy. 

Y van ocho. La pasada semana se emitía "A boy and his dog", un episodio de transición en el que los responsables nos tenían guardada una sorpresa para el cliffhanger final. Las cosas no marchan bien para los Bates. A lo acontecido con Summers y Shelby hay que sumar que Abernathy, el misterioso inquilino de la habitación número nueve, parece saber muchas cosas del pasado de Norman y Shelby y no dudará en desenterrar viejos secretos del pasado para amedrentar a Norma para que ceda a sus peticiones. La relación entre Norman y Emma parece que se encamina y nosotros descubriremos un nuevo detalle en la personalidad del joven Bates: su afición por la taxidermia. Mientras tanto, Dylan pasará a ser la cabeza visible de su organización. Él siendo jefe de la plantación con Gil como superior. ¿O alguien más está al mando? Tras el salto, la review.

En episodios anteriores de la serie, vimos como se afianzaba la relación de Emma y Norma, mientras que Norman debatía sus sentimientos con Bradley y, tristemente, descubría que lo único que le unía a su amiga era el deseo sexual, una mera noche de sexo. En la habitación número nueve, Abernathy renueva el acuerdo que mantenía con Summers: durante una semana cada dos meses, él reservaba el motel al completo. Lo que parecía ser un negocio redondo para Norma es, en realidad, el anticipo de una batalla por que cada uno consiga sus propósitos. Sea al precio que sea...

Taxidermia.


Tras ver como atropellaban a Juno, Norman parece decidido a poner todos los medios a su alcance para "arreglar el asunto". Es cuando, acompañado de Norma, visita la casa de Emma Decody y pide al padre de su amiga que diseque a su mascota. De esta forma, Norman descubre lo que parece ser un macabro pasatiempo para muchos: la taxidermia. Y lo que desconoce Norman es que, con el paso del tiempo, este extraño hobbie pasará a formar parte de su vida. Norma no ve con buenos ojos que su hijo se interese por estos temas y habla con Will Decody, el padre de Emma para intercambiar opiniones e informarle de los problemas de Norman y su extraña forma de ser. El padre de Emma quita hierro al asunto asegurando a la matriarca de los Bates que simplemente se trata de un pasatiempo y que los taxidermistas no son bichos raros. Una vez que Juno ha sido disecada, Emma decide pedir perdón a su amigo. Unas horas antes, en el instituto, Emma había sido testigo de una conversación en la que, las amigas de Bradley, criticaban abiertamente a Norman y hablaban de él como un "personaje raro que miraba de una forma lasciva a la joven". Emma, que se encontraba vomitando en el interior del lavabo, sale en defensa de su amigo y cuenta a las jóvenes que, por mucho que ellas crean eso, Norman y Bradley se acostaron días antes. Ante estas palabras que tardan poco en llegar a oídos de Bradley, Norman pide escusas a la joven y, tras perdonar a Emma, todo queda olvidado.

Algo pasa con Norman.


Algo está cambiando en la mente de Norman. Y esa circunstancia preocupa a la Sra.Watson y al director del instituto que deciden llamar a Norma para aconsejarle que su hijo acuda a terapia. Todo viene motivado por la conversación mantenida con Bradley que hace que Norman estalle y abandone el instituto. Cuando su profesora decide hacerle recapacitar, Norman se marcha del instituto. Todo acto tiene su consecuencia: Norman será expulsado durante unos días y deberá acudir a terapia para combatir sus problemas. Una vez que ha hablado con los profesores, Norma decide que ella misma se encargará de buscar un terapeuta para Norman. Debe mantener la situación bajo control o, de lo contrario, Norman descubrirá que él mató a su padre. El terapeuta comienza a tratar a Norman. Ambos hablan acerca del pasado de Norman tras la muerte de su padre y como ha podido influir en el presente. Es recomendable que Norman hable abiertamente de sus sentimientos tras morir su progenitor. Pero es Norma la que contesta a todas las preguntas del psicólogo y Norman repite las respuestas de su madre. Esto hace que el terapeuta considere tratar por separado a Norma. Se ha dado cuenta de la influencia y el control que Norma ejerce sobre su hijo y que es ella realmente la que necesita ayuda. Pero Norma no quiere tratarse y, nuevamente, quita importancia al tema. Una vez más sale a flote la posibilidad de que, a medida que transcurre la terapia, Norman descubra lo que hizo en el pasado.

Los recolectores.


Dylan ha ido escalando puestos y ahora es el jefe de la plantación y tiene a Remo bajo sus órdenes. Gil quiere que vayan a recoger a los recolectores para comenzar con las labores de recogida de la marihuana. Aunque su relación no es buena, Dylan se ve en la obligación de llevarse a Remo para cumplir con el encargo de su jefe. El viaje es largo y deben hacer noche en un motel. Mientras toman algunas copas, Remo aprovecha para lanzar dardos envenenados contra Dylan. Todo estalla y ambos inician una pelea. Las duras acusaciones de Remo, su poca autoestima y puede que cierta envidia hacia su nuevo jefe prenden la mecha. Momentos después, los dos compañeros de trabajo hablan acerca de las razones por las que Remo no es jefe. Según palabras del hombre, él no sirve para dar órdenes y no es de fiar. Ante estas palabras, Dylan se interesa por saber cual es la razón que impide a Remo dejar el trabajo. Pero no es sencillo dejar el trabajo. No en los campos de marihuana. Solamente siendo despedido podrás abandonar el empleo. El trabajo de oro tiene mucha letra pequeña. El precio: tu propia vida a cambio de dejar de trabajar. Pero las sorpresas no acaban ahí, Dylan descubre que hay gente por encima de Gil. Alguien a quién Dylan conocerá llegado el momento. Para hacerse valer como jefe y tras el incordio de uno de los recolectores, Dylan decide dejar tirado en mitad de la nada al recolector de la guitarra. Un inciso: ¿Será Romero el jefe supremo del negocio? ¿O Will, el padre de Emma?



El hombre de la número nueve.


Poco a poco, Norma comienza a sospechar de Abernathy. A los continuos desplantes del hombre se unen las sospechas de Dylan que hacen que Norma comience a darse cuenta de la situación real. Abernathy conoce la relación que mantenía Norma con el ayudante de policía y no duda en amenazar a Norma. O sigue con el negocio de alquilar las habitaciones cada dos meses o encontrará en Abernathy un peligroso enemigo capaz de todo por mantener bajo control a Norma. Norma acude a despachar al inquilino y, aunque en un primer momento se marcha, deja un macabro regalo a Norma en su cama...

Mi juego, mis reglas.

Norma acude a la comisaría para pedir a Romero que interceda por ella para poder formar parte de la directiva de White Pine Bay. Pero el sheriff no quiere acceder a los chantajes de Norma. Ella le amenaza con descubrir toda la verdad y hacer público que Romero tergiversó la realidad de lo sucedido con Summers y Shelby para su propio beneficio. Pero Romero guarda un as la manga: esas amenazas podrían arruinar la vida de Norma. Norma entiende que esta completamente sola y que el juego no ha hecho más que comenzar...

Tras despachar a Abernathy, Norma está en la recepción del motel cuando ve llegar a su hijo con los recolectores. Ajena a la identidad de los amigos de su hijo, Norma permite que se instalen en el motel e invita a Dylan a cenar en el pueblo. Extrañamente, el joven accede a la petición de su madre y Norma entra en casa para prepararse. En su dormitorio, Norma descubre el cuerpo de Shelby en su cama y grita de pánico llamando a Norman. ¿Habrá sido Norman el responsable del macabro regalo? Dada su nueva afición por la taxidermia es probable pero esto huele más a movimiento maestro de Abernathy por intimidar a los Bates... 




La ilegalidad se instala en el motel. Abernathy volverá y los recolectores de marihuana estarán hospedados en el motel. Los dos negocios ilegales de Pine Bay a escasos metros. Una guerra puede estar avecinándose... 

Audiencias.

Un total de 2.710.000 personas siguieron el octavo capítulo de Bates Motel, con unos demográficos de 1.3% sobre los 18-49 años. Es decir, pese a haber pedido algo más de trescientos mil espectadores, la serie continúa afianzando seguidores semana tras semana y, pese a este descenso en audiencia, sigue teniendo una segunda temporada firmada. Un total de diez nuevos episodios que verán la luz en 2014.

OPINIÓN.

Estamos ante uno de los aciertos de la temporada. La serie sabe mantener la tensión en cada episodio y deshojar la margarita poco a poco para dar a los espectadores la información justa para poder seguir la trama. Aunque algo calmado, el episodio remonta en su recta final. La ilegalidad reina en el motel y Norma tiene un nuevo quebradero de cabeza: el más que posible enfrentamiento entre los responsables de los negocios ilegales del pueblo.

Todo parece posicionarse de cara a la season finale y lo que resta de temporada. Y, tanto las palabras de Romero como la extraña forma de actuar del padre de Emma hacen que una pregunta ronde mi cabeza. ¿Los locos son Norma y su hijo o la locura está instalada en cada habitante de Pine Bay?

Creo que Romero esconde algo y que, tarde o temprano, se posicionará como jefazo de los negocios del pueblo. Como dice el refrán, "La policía no es tonta..."

COMPÁRTELO

Sobre los comentarios:
El equipo de Llegaron Para Quedarse se reserva el derecho de eliminar todo comentario que contenga:
- Agravios hacia comentaristas y/o responsables de la página.
- Links externos sin autorización.
- Cualquier contenido que pueda considerarse inapropiado.

0 comentarios :