Breaking Bad 4x07 - "Problem dog": Review

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Este 4x07 - "Problem dog" marca el punto intermedio de la cuarta temporada de "Breaking Bad", y deja más definida la trama que seguramente veremos en la mitad que falta. Pero, sin adelantarnos, comentemos este episodio, probablemente de los más emocionantes y completos de la temporada. ¿Qué os ha parecido?

Devolución.

Walt sigue dejándose dominar por la furia, locura, paranoia y demás. Cede a impulsos, comete todo tipo de atrocidades entendiéndolas como una especie de "venganza", como por ejemplo forzar al límite el coche de Walter Jr. antes de devolverlo al concesionario.

Y además, ha adoptado una actitud de "no dar un paso atrás". ¿Que estrella el coche? Pues, en lugar de pasar por el mal trago de pagar la reparación y dar explicaciones, no se le ocurre nada mejor que hacerlo saltar por los aires. Walt es un peligro, y con decisiones como esta queda cada vez más claro.

Además, no piensa en las consecuencias. ¿Para qué? Ya tiene a otros para que lo hagan... como por ejemplo Saul. Aparte del precio del coche, entre multas y demás, su exhibición de fuegos artificiales le costará 52.000 dólares. ¿Y qué le importa? Ya se ve como un hombre marcado, un hombre muerto. Destructivo y destructor, sabe que sólo le queda matar o morir. O conseguir que alguien mate por él.

Paredes blancas.

Al principio del episodio vemos a Jesse, dentro del oscuro antro en el que se ha convertido su hogar, jugando a "Rage"; un esperado videojuego que saldrá a la venta pronto (y que ha invadido la web de AMC con su publicidad). El chico se ve atormentado por el rostro de Gale, y cuando muere en el videojuego le vemos, muy simbólicamente, disparar al botón de "Restart". Es hora de volver a empezar... porque lo que está haciendo no le es de ayuda.

Siguiendo con los simbolismos, Jesse repinta su ruinosa casa, volviendo de nuevo blanco lo que estaba mugriento, luminoso lo que era oscuro. Pero, ¿cómo será esta nueva vida? Será una vida en la que nadie le manipulará. No será ni el hombre de Gus, ni el hombre de Walt. Sí, lo que hará, matar a Gus, coincide con lo que quiere Walt... pero la decisión la ha tomado él. Ahora Jesse dejará de ser la eterna marioneta. Jesse sólo obedecerá a Jesse.


Veneno.

Vemos que el lavadero de coches se queda pequeño para lavar el dinero de Walt. Muy pequeño. Pero eso a él no parece importarle nada, y tiene otra preocupación en la cabeza: acabar con Gus. Por eso, fabrica una pequeña cantidad de veneno, similar al que trataron de usar con Tuco, para acabar con el dueño de Pollos Hermanos.

Jesse tiene sus dudas sobre el plan, pero Walt le va guiando en cada paso, dándole consejos, facilidades. Por eso, el del vial no es el único veneno que Jesse recibe de Walt, si no que va envenenando poco a poco su cabeza, alimentando su furia, agrandando el odio contra Gus.

Y aunque en esta primera oportunidad, entre su indecisión y el peligro, Jesse no ha conseguido envenenar a su objetivo... todavía queda algo de veneno en la  reserva. El que el propio Jesse guarda en su interior. Un veneno que necesita sacar.

Por eso, acude a una reunión de adictos, revelando todo el mal que ha hecho en el pasado, aunque no directamente. Habla del asesinato de Gale, aunque lo cuenta como si lo que hizo hubiese sido sacrificar a "un perro asustado", un "perro problemático". Y cuando le juzgan con dureza, Jesse admite que no es buena persona, y lo acepta. Por eso, se somete a las duras miradas del resto, y revela que acudió a la reunión en primer lugar para vender drogas. No considera que haya bien en él... cree que está lleno de veneno.


Falta de respeto.

Si hay algo con lo que debemos quedarnos de la reunión de Gus y el Cartel, es que parece que los mexicanos ya no temen al Hombre de los Pollos. Ni siquiera son los jefes quienes asisten a la reunión y negociación... simplemente envían a uno de sus hombres.

Eso no sienta demasiado bien al señor Fring, quien quiere cortar todos los contactos y negocios con la organización mexicana. Pero ellos no están dispuestos a eso, y, como dice Mike, "las cosas podrían ponerse peligrosas", por lo que va a preparar a Jesse ante cualquier eventualidad.


Detective.

Mientras tanto, Hank vuelve a la acción. Cada vez más recuperado, es alguien que está poniendo en peligro toda la operación de Gus. Por eso, tras sacar a comer a Walter Jr., para hacer una "expedición" a los Pollos Hermanos, acude a sus compañeros con todo lo que ha conseguido.

Por desgracia, toda la historia que cuenta, aunque nosotros sepamos que es prácticamente cierta, que se ha acercado muy peligrosamente a la verdad, resulta difícil de creer para los agentes, para quienes Gus es un generoso contribuyente que ha apoyado a la policía. Ciertamente el hombre se construyó una buena tapadera. Pero Hank, inteligente, tenaz e imparable, ha ido desenredándola paso a paso. Y, para asegurarse de que el resto crean lo mismo que él cree, necesita una prueba irrefutable.

Con eso... con la huella de Gus en la escena del crimen, una nueva facción entra en la guerra. Gus, el Cartel, Walt, y ahora la DEA. Se acerca algo grande, eso está claro.


Opinión.

Es tópico decir esto, pero es así: tras media temporada, las fichas están en sus lugares, listas para la acción. Gus y el Cartel han llegado a un punto muerto, Walt y Jesse sólo tienen una salida, y Hank se encuentra en la pista correcta, a punto de meterse en la boca del lobo. Todo está listo para explotar como un Dodge Challenger en un aparcamiento vacío.

Ahora que Walt sigue esa espiral descendente hacia la oscuridad, paranoia y, por qué no, violenta locura, Hank y, sobre todo, Jesse, dan un paso adelante y se convierten en los personajes más interesantes de la trama. Hank, su superación, su cambio de método, su determinación y descubrimientos. Jesse, sus dudas, temores, remordimientos. Su aceptación de ser alguien malo, su "vuelta a empezar". Y con la brillante interpretación de Aaron Paul, queda claro que Jesse nos dará grandes momentos en los seis episodios que quedan.

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