Goodbye, Chuck

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El pasado viernes, tras cinco años en antena, una de las series más queridas y apoyadas por sus fans, "Chuck", llegó a su fin. Nuestra colaboradora Parvati ha querido rendir homenaje a la serie en su despedida, con unas palabras sobre la serie y su final, que seguro encantarán y emocionarán a los fieles seguidores de esta historia.

Cuando una serie que sigues con interés y cariño desde sus inicios se acaba, es inevitable sentir un vacío. Previamente, a mí me había pasado sólo dos veces –‘Buffy’ y ‘Lost’–  y las dos veces fue intenso, triste y con la sensación de perder a verdaderos amigos que han estado ahí durante años. Al menos he tenido suerte, y en ambas ocasiones los finales estaban pactados de antemano y hemos disfrutado de historias redondas, que acaban como quieren los creadores y que cierran puertas a tramas que, por qué no, dejan siempre un huequito a la esperanza de volver algún día o de redondear la historia con nuestras propias conjeturas.

‘Chuck’ decía adiós el pasado viernes 27 de enero tras cinco deliciosos años en antena. No lo tuvo fácil desde el comienzo (nació aquel año nefasto para los seriadictos en los que sufrimos las consecuencias de la huelga de los guionistas) y cada mayo arrancaba una nueva temporada casi por los pelos y, únicamente, por la persistencia de una legión de fans fieles hasta el final, de esos que cualquier serie quisiera atesorar y que muy pocas consiguen. 


La historia del nerd que recibe un programa informático que se instala en su cerebro y es reclutado como poderosa arma por la CIA era simple y, a la vez, retorcida. Tenía los componentes básicos de cualquier película de James Bond, pero contaba con la comedia de Austin Powers y el suficiente encanto como para hacer que la combinación no chirriara. Chuck era un tipo normal que de pronto tenía un papel protagonista en una aventura tan loca como emocionante, donde debía adaptarse a unas circunstancias adversas mientras cortejaba a la chica y mantenía el secreto a familiares y amigos.


Y así, año tras año, la pequeña comunidad de tres, el Equipo original, fue creciendo, haciendo de ‘Chuck’ un show coral, con la familia, el amor y la amistad como armas más poderosas con las que combatir cualquier amenaza, creciendo en calidad porque crecían ellos como actores y como conjunto. Porque en esta serie todos se quieren, dentro y fuera del plató se han vivido momentos memorables que siempre han demostrado que son una piña y que eso les hace fuertes.


En cinco años, ‘Chuck’ se ha convertido en el repositorio por el que han pasado todas las viejas glorias del cine y la televisión de las últimas décadas, en homenajes sinceros a esos profesionales que son tan míticos como un día lo será este show. Han circulado por aquí con papeles recurrentes o simples cameos Linda Hamilton, Scott Bakula, Timothy Dalton, Carrie Ann Moss, Brandon Routh, Morgan Fairchild, Chevy Chase, Angus McFayden, Armand Assante, Nicole Richie, Richard Chamberlain, Stan Lee, Mark Hamil, Robert Englund, Christopher Lloyd, Tricia Helfer, Bo Derek, John Larroquette, Michael Duncan Clark, Cheryl Ladd, Melinda Clarke, Summer Glau, Lou Diamond Phillips, Dolph Lundgren, Eric Roberts, Dominic Monaghan… y hasta nuestra Lorena Bernal.

El aura mítica de la serie se ha ido completando pasito a paso por obra y gracia de unos creadores y guionistas entusiasmados con su trabajo y unos actores en estado de gracia. Y hemos visto crecer a los personajes, les hemos visto convertirse en personas diferentes y aún así, seguir igual que en el primer capítulo.


La última temporada, pactada como temporada final de antemano, ha sido sobresaliente. Ha contado con más cameos que nunca, ha dado más información que nunca y ha emocionado más que nunca. Hemos conocido a la madre de Sarah, hemos asistido a la humanización definitiva de Casey, a la incorporación de los Woodcomb a la trama de espionaje… pero ante todo, hemos visto que un Chuck sin Intersect era capaz de funcionar igual de bien.

El final de temporada, el final de la serie, ha sido muy especial. Se ha vuelto a los orígenes en un alarde impresionante de ingenio, con una Sarah desmemoriada que debe comenzar de cero su aprendizaje amoroso, debe aprender de nuevo a confiar, a no querer ser espía y a entregarse completamente. Y hemos visto a Chuck rescatarla, amarla sin condiciones y esperar el milagro de volver a conseguir a la mujer de sus sueños.


Y con el final más abierto que se pueda imaginar y con una cantidad enorme de guiños a ese capítulo piloto que nos enganchó cinco años atrás, ‘Chuck’ acaba y continúa, dejando que nos imaginemos el final feliz nosotros mismos. Hemos de aplaudir la osadía de dejar a Sarah desmemoriada, pero risueña y esperanzada. La música, los pequeños recuerdos que surgen, la complicidad entre Chuck y Sarah… todo compone una atmósfera especial, como cuando él jugaba a cortejarla, enfermo de amor y ella se resistía sólo lo suficiente para hacernos vibrar.


Decimos adiós a una serie emocionante, graciosa, loca, Friki, deliciosa, hilarante, dulce, osada, diferente, entrañable… decimos adiós a buenos amigos que sabemos que tendrán una buena vida. Sabemos que Morgan terminará de madurar al lado de Alex y que Casey vivirá su propia aventura como protagonista al lado de Gertrude. Y que los Woodcombe serán felices en Chicago, aunque sigan en contacto con los que quedan en Bunbark. Y sabemos que en Alemania Jefsster triunfará y que Big Mike cumplirá sus sueños. Y que, en fin, Sarah quizá no recuerde quién fue, pero sí acabará convirtiéndose, ineludiblemente, en ella misma de nuevo, con o sin recuerdos, porque es imposible no querer a Chuck.

Adios, Chuck. Gracias por cinco años especiales.

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