MICHAEL EMERSON, EN LA RECTA FINAL

Para Michael Emerson los Emmys fueron una maratón, pero ahora está concentrado en su papel en los últimos días de "Lost".

La gala de los Emmys no es todo facilidad y glamour, según Michael Emerson, quien salió de allí en septiembre con una estatuilla como mejor actor secundario por su increible interpretación de Benjamin Linus en "Lost".

De hecho, la gala no es más que una prueba de resistencia para los nominados. El maquillaje y vestuario comienzan a las 10:30 de la mañana, seguido por un viaje entre el intenso trápico hasta la llegada a la alfombra roja a una temprana hora de la tarde, donde los actores empapan sus ropas en sudor haciendo una entrevista tras otra bajo el ardiente sol de California.

Sentarse durante las tres horas de la ceremonia en ropas húmedas, unido a aproximadamente de cinco a ocho horas de entrevistas post-ceremonia y diferentes fiestas se traducen en cansancio. Incluso las necesidades básicas como comer o ir al retrete se convierten en un desafío. [Continúa tras el salto].

Los años anteriores, Emerson había consumido su última comida a las 9:30, y no pudo comer nada hasta 12 horas después. Este año, él y su mujer, Carrie Preston, actriz regular en "True Blood", empaquetaron sandwiches de mantequilla de cacahuete y mermelada para comer en la esquina del teatro antes de que empezase la ceremonia.

Los nominados tienen permitido abandonar sus asientos durante los descansos comerciales, y el público sabe cómo ir al vestíbulo para encontrarse con sus estrellas favoritas en ese momento. Demasiado frecuentemente, los actores que intentan tomarse un descanso para ir al baño son detenidos por los fans, creando un tormento silencioso.

"El vestíbulo", ríe Emerson. "Es una dura escena".

Se pone incluso peor, cuando se pide constantemente a los ganadores que dejen de lado el decoro al posar para las fotos. A pesar de su naturaleza complaciente - siempre es amable con los fans y la prensa - se niega a besar la estatuilla.

"No lo haré, tengo que negarme", dice, adheriéndose a sus poco pretenciosas raíces del medio oeste. "Es demasiado, y no hay dignidad en ello. No puede tratarse al premio en un contexto bíblico".

Sobreviviendo a la experiencia por segunda vez - es su segunda victoria tras cuatro nominaciones - Michael Emerson regresó a Hawaii en agosto para rodar la sexta y última temporada de "Lost". A pesar de que confirma que los episodios ya rodados son "muy oscuros y sangrientos", poco puede ofrecer sobre a dónde va la trama.

"Pensé que sería capaz de ver el final según se acerca, pero no puedo", dice sobre el final de la serie. "Aún está muy opaco".

Ni tiene idea de cómo evolucionará el personaje, a pesar de que puede garantizar que Ben no caerá en la monotonía. "Ya he tenido algunas cosas clásicas de Ben, como la gran tradición de Ben Linus manipulando un giro o sorprendiendo a la audiencia. Y hay mucho de eso esta temporada".

A pesar de que Emerson no tiene planes para después de "Lost", los papeles invitados en otras series siempre son una posibilidad. De hecho, el hablar sobre su hopotética aparición en "True Blood" comenzó como una broma inocente entre Emerson y Preston que tomó vida propia por todos los medios informativos.

"Sería divertido, pero no me gustaría ser algo siniestro", dice sobre la serie que tiene una base de fans similar a "Lost". "Quizá podría ser el inocente repartidor de pizzas al que muerden, o algo así".

Pero no importa lo que intente, ya sea actuar en Broadway, leyendo "Babar" con la Honolulu Symphony, completando la séptima toma de una escena en "Lost", recitando libros de audio en una cabina de audio durante 50 horas, o haciendo de voluntario en el teatro para la juventud de Honolulu, su ética de trabajo nunca cambia. Sus compañeros le describen como infinitamente cortés y profesional, metriculosamente preparado e intuitivo en sus actuaciones, en el escenario y en pantalla. Cuando se le pregunta sobre esto, simplemente dice, "hay que hacer bien las cosas".

Muchos años de esfuerzo y dedicación le han dado el triunfo en los Emmy, así que al final, él sabe que esos sandwiches de mermelada y mantequilla de cacahuete en una esquina son parte de la recompensa. Y está agradecido por ello.

Fuente: Star Bulletin

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