Sons Of Anarchy 7x04 –“Poor Little Lambs”: Review


Por Alex Crespo.

Nos estábamos quejando de que en los tres episodios precedentes las cosas no habían estado todo lo agitadas que hubiésemos querido. Pues bien, como se dice por aquí, si quieres caldo, toma siete tazas…



Y por fin. Por fin hemos tenido toda la acción que estábamos demandando en los tres capítulos previos. Y de qué forma. Jax, por primera vez desde que empezó su guerra contra todos, tiene que sufrir las bajas que ésta acarrea, en forma de masacre inmisericorde en Diosa y con Madame Rubia de víctima principal. Desde el principio del capítulo ya se notaba que a Jax se le empezaba a desmoronar el castillo de naipes que tan bien creía tener armado. Primero con todo el asunto del sacerdote “pelín libertino” al que se cargaron en el primer capítulo. En un giro un tanto forzado, porque en un error común en casi todas las ficciones, todo parece que tiene que estar relacionado de una forma u otra, pues resulta que el buen señor era socio de August Marks en unos negocios inmobiliarios y su firma es necesaria para llevarlos a cabo. Su firma o la de su mujer, a la que los Sons tienen que localizar antes de que lo haga Marks y evitar que se descubra su implicación en el asunto. En el punto de fantasmada del que hablamos en anteriores ocasiones, un tiroteo y hundimiento de un coche en una idílica localidad no produce ninguna reacción en el vecindario, aparentemente ciego, sordo y mudo. En todo este asunto, lo que realmente destaca es la herida que sufre Tig. Espero que no sea de esta forma en la que el pirado de Alexander nos deje, no me parecería muy apropiado, aunque a decir verdad, Tig es un personaje que debía haber terminado su recorrido en la temporada de Damon Pope, porque poco o nada más ha aportado desde entonces. Bueno, si. Una hilarante relación con Venus, que cada vez que aparece el capítulo sube enteros. Personalmente no lo hubiera hecho tan explícito como aparece al final, más que nada porque daba mucho más juego las alusiones y tonteo “sutil” entre ambos. De todas formas, creo y espero que Tig va a tener algo importante que aportar antes de que caiga el telón para él.


Todo este asunto con el predicador no es más que el preludio a la verdadera tormenta. O tormentas, porque sabemos que las desgracias nunca vienen solas. En otras series hemos comprobado que las bandas de supremacistas blancos suelen ser de gatillo fácil (y creo que todos sabéis a qué serie en concreto me refiero). En este caso, lo que debería haber sido una sencilla entrega de la heroína de los chinos a los nazis de Marilyn Manson, se convierte en el asesinato de los dos policías de Charming. Es decir, en un marrón de proporciones colosales para Jax y Chibs, que son los que estaban presentes y a los que la agente superviviente podría identificar en caso de salir de esta. Y por mucho que la sheriff Jarry le haga ojitos a Chibs, esto no será algo que deje pasar tan fácilmente, y caerá con toda su furia sobre SAMCRO. Porque Althea, como despectivamente le llama Gemma, acaba de darse cuanta realmente dónde ha aterrizado. A un pueblo donde te pueden tirar una granada en una heladería mientras estás reunida con una de las bandas criminales que asolan la región. De verdad que no sé cómo el resto de habitantes de Charming no hace tiempo que se han largado con viento fresco. No me parece el lugar más seguro para criar a tus hijos, la verdad. Pero como decimos, esto no es más que una pequeña muestra de lo que la banda de Lin les tiene preparados a Jax y a sus chicos. Por mucho que en cuanto vimos entrar a los chinos en Diosa nos temíamos lo que iba a ocurrir, no ha dejado de ser impactante. Y despedimos de esta forma a Colette, con la que Gemma incluso habría llegado a hacer buenas migas. Toda esta ofensiva de los chinos se debe con toda seguridad a que Jury les ha revelado que fueron los Sons quienes robaron la heroína, como venganza hacia Jax y los suyos por haber matado al chaval en el tercer episodio. La tensión ya por fin empieza a desbordarse, y sólo podemos desear que siga como poco así hasta el final, porque la serie lo venía necesitando.


En el lado de los otros “sospechosos habituales”, es decir, Gemma, Nero, Wendy y Juice, poco avance, pero sólo aparentemente. Ese silenciador en la pistola de Gemma no puede presagiar nada bueno para Juice. Sería lógico que Gemma ya se hubiera cansado de los continuos lloriqueos de Juice y viera en él una potencial amenaza que eliminar. Al fin y al cabo, es el único que sabe la verdad de lo que pasó a Tara, y dado el carácter débil e infantil de Juice, en cuanto Jax le atrapase cantaría hasta la Traviatta. Conociendo a Gemma, quitarse de en medio a Juice de forma definitiva es la única forma de sentirse segura. Pero como vamos viendo, Gemma tampoco es que esté precisamente en sus mejores momentos. Esas conversaciones con el “fantasma” de Tara revelan que algo no anda demasiado bien en la cabeza de Gemma, lógico por otra parte. Los remordimientos pueden aflorar de las formas más insospechadas, y para Gemma esa es la forma de mantener viva a Tara. Por su parte, Nero no ha tenido mucho protagonismo en este capítulo salvo para alertar a gemma del volcán a punto de entrar en erupción que es Jax, y para contar los cadáveres de las que han sido sus empleadas. De verdad que no sé cuánto más tiene que aguantar este hombre para salir escopetado de allí y mandarles a todos a hacer puñetas, porque la asociación con los Sons Of Anarchy sólo le ha traído desgracias. Veremos si no es eso lo que acaba haciendo en los próximos capítulos. Para comprobarlo, aquí la semana que viene.

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