Breaking Bad 4x12 - "End times": Review

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El fin de los tiempos. Quizá Saul Goodman a veces es un exagerado, pero si sigue con vida es por algo: porque va por delante de los problemas. Y en esta recta final de la cuarta temporada de "Breaking Bad" va a haber de esos... y muchos. ¿Qué os ha parecido este 4x12 - "End times"?

Mortal espera.

Después del brutal final de "Crawl space", nos encontramos a Walt y Skyler haciendo las maletas a toda velocidad, para ir a casa de Hank, bajo la protección de la DEA. Pero Walt no va a ir. Sin posibilidad de escape, sólo le queda una opción. Darle a Gus algo para que todo termine. Su vida. Está dispuesto a morir para salvar a su familia. Para pagar por sus culpas, por sus decisiones.

En el episodio piloto le vimos arrojar cerillas a esa piscina, pensando también en la muerte, pero en otro tipo. Esta vez le acecha una muerte diferente, una muerte violenta, pero también rápida. La consecuencia de haberse "vuelto malo". El cañón de su propia pistola le apunta, porque él ha provocado todo esto.

Pero él parece tranquilo. Aceptó la muerte hace mucho tiempo, y se puso furioso cuando supo que estaba ganando la batalla al cáncer. En cierto modo, deseaba morir, porque ya no había marcha atrás.

Llamar y convencer.

Hank no se toma muy en serio la amenaza, o al menos no cree que sea el Cartel quien quiere acabar con él. Por eso, desde su silla de ruedas, sigue intentando avanzar en la investigación. Pero como no puede moverse de su casa, donde está en custodia protectiva, le encarga a Gómez que vaya a echar un vistazo a la lavandería.

Para ello, tiene que confesarse delante de su familia, quienes no dan crédito a lo que escuchan cuando Hank comenta que Gus Fring podría ser un capo de la droga. Pero Skyler, quien es más que inteligente, ata cabos enseguida, y ve el peligro acercarse. Aunque, estando en juego la vida de todos, hay otras prioridades.

Ángel de la muerte.

Gus trata de convencer de nuevo a Jesse de que lo mejor es acabar con Walt, utilizando la visita de la DEA como excusa. Pero como el chico sigue sin atender a esas razones, Gus comenta entonces que ejecutará una "respuesta apropiada". Nos quedamos sin saber más, pero pronto vemos otro de los planes de ajedrecista experimentado de Gus ponerse en marcha.

Después de intentar contactar con Walt para advertirle, de visitar la oficina de un aterrado Saul y recoger su dinero, y de descubrir que Gus ha amenazado de muerte a la familia de Walt, Jesse recibe una llamada que pone todo su mundo cabeza abajo. Brock está hospitalizado y no saben qué le ocurre, pero Jesse no tarde en descubrirlo cuando decide fumar un cigarro para tranquilizarse. El ricino. No está.
  

Tras decírselo a Andrea, intentando salvar la vida de Brock, lo que probablemente le cueste la relación con ellos, Jesse decide ir a visitar a Walt en busca de explicaciones. No lo sabe, pero cuando consigue entrar a la trinchera que el Sr. White tiene hecha en su casa, está dando los últimos pasos en el plan de Gus para acabar con ellos.

Walt, cuando tiene el cañón de su propia pistola apuntándole a la frente, se da cuenta de lo que ha ocurrido. De que esa muerte que lleva esperando todo el día, viene en las manos de Jesse. De nuevo, la risa histérica toma el control. Walt está enloqueciendo, eso está claro. Pero entiende el plan perfecto de Gus. 

El Sr. Pollos sabía que el paranoico Walt no dejaría acercarse a nadie más que a Jesse. Y Jesse desobedeció a Gus, no estuvo de acuerdo en permitir que se eliminase de Walt. La molestia que es Walt y la falta de respeto de Jesse necesitaban ser contrarrestadas con una "respuesta apropiada". Y aquí la tenemos. Jesse demostró, dentro del dolor que le destrozaba por haber asesinado a Gale, ser un "soldado" valioso para Gus. Sentirse útil y valorado le ayudó con el dolor, convirtiéndole en un perro fiel. ¿Y cómo hacerle más fiel? Con más dolor. ¿Envenenar a Brock? Es al mismo tiempo castigo y afirmación para Jesse, y motivo para acabar con la vida de Walt.

Pero este plan de Gus es muy arriesgado. Normalmente sus planes son meditados, cuidadosos. Pero esta "respuesta apropiada" ha sido de un día para otro. Cuando sólo falta un pequeño movimiento de dedo para que todo termine, para el fin de los tiempos, fracasa. El tiro por la culata, porque lo que consigue es que la enorme grieta que se había creado entre Walt y Jesse ahora esté cruzada por un puente. Un puente que vuelve a unirlos en la empresa de acabar con un enemigo común que amenaza a aquellos que más aman.

Atentado.

Es hora de acabar con Gus, de pagarle con su misma moneda. Es hora de poner en marcha un plan para eliminar de una vez por todas a ese hombre que, como ocurrió con Tuco, comenzó siendo un socio de negocios y terminó siendo una amenaza mortal.

¿Cómo sacar a Gus de su guarida? No hay un modo mejor que hacerle perder varios cientos de miles de dólares en drogas. Así que, hecho eso, Gus accederá a cualquier cosa que Jesse le pida... como verse cara a cara. Conseguido atraer al hombre, ahora es hora del "explosivo" final.

El plan de Walt y Jesse no es tan meditado y psicológico como el de Gus, y al no llevar tanta planificación, es fácil cometer un error. Cuando Jesse conversa con Gus, lo hace. "El chico fue envenenado", dice. Y mientras Gus regresa hacia su coche, medita esas palabras. "Lo sabe", vemos en su rostro.

Y un hombre como Gus, en un negocio como el que tiene, no está vivo por casualidad. Ha sobrevivido a sus enemigos, porque es alguien cuidadoso, que no corre riesgos innecesarios o que no estén muy calculados. Por eso... decide que cambiará el camino lógico. No irá en su coche.

Así que, después de que el hombre escape por unos metros, nos despedimos hasta el final de temporada acompañando a un destrozado Walt que sabe que acaba de perder la que podría haber sido su única y última oportunidad de acabar con Gus y salvar su vida.

Opinión.

En conjunto, "End times" es un episodio espectacular. Si el anterior, "Crawl space", ya ataba casi todos los hilos de la temporada, este ha terminado de hacerlo (el ricino, la pistola, el guardaespaldas de Saul) de un modo apasionante y magistral. Y la atención al detalle queda una vez más patente cuando vemos que en la escena de la pistola, cuando Jesse la retira, Walt tiene la marca del cañón en la frente. Cuidadísimo.

Brutales interpretaciones de Aaron Paul y Bryan Cranston en la escena del enfrentamiento entre ambos. Especialmente la del joven, quien me pone los pelos de punta cuando dice "This is your way of ripping my heart out before you're dead and gone". Espectacular, y espectacular escena, de las mejores de toda la serie.

Quizá si lo comparamos con "Crawl space", o con su equivalente numérico de la tercera, "Half measures", la sensación final es diferente, porque cuando aquellos fueron impactantes, este es desolador. ¿Eso es algo malo? Para nada, porque sentimos en nuestra propia piel la tensión y el miedo de Walt en la escena final, el durísimo golpe que supone el fracaso. Increíble.

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